Lola Romero y Ramiro de la Mano, en el desierto durante su viaje a Libia.

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Lola Romero y Ramiro de la Mano son una pareja de mallorquines que llegaron ayer a Palma procedentes de Madrid, donde aterrizaron después de haber interrumpido su viaje a Libia ante las revueltas vividas en Trípoli.

No obstante, en todo momento estuvieron protegidos y no tuvieron ningún contacto con los opositores del régimen de Gadafi. Una vez ya en casa, sí dejan claro que vieron un pueblo «alienado y sin capacidad de respuesta, que depende de un padre que es Gadafi».

De hecho, Lola y Ramiro estuvieron paseando por el centro de Trípoli el domingo por la mañana, «donde nada hacía presagiar lo que pasaría por la noche».

Lola Romero y Ramiro de la Mano habían iniciado su singladura hacia el desierto donde, a través de sus amigos de España, tuvieron noticias sobre el conflicto que se vivía en Libia. «Los libios niegan la situación y la minimizan hasta el punto de que cuando se escuchan disparos dicen que son fuegos artificiales», señala el matrimonio mallorquín.

Desde que comenzó esta «nueva aventura» de su viaje, los mallorquines se sintieron protegidos en todo momento -«todo el mundo quería que saliésemos», dicen- y sostienen que los peores momentos fueron durante las avalanchas de la gente.

«Es cierto que pasamos miedo en algunos instantes, pero los momentos de máximo riesgo eran como consecuencia de la masa incontrolada porque todo el mundo quería salir del país», contaron Lola Romero y Ramiro de la Mano.

Medios de comunicación

No obstante, una vez que tuvieron toda la información a ravés de los medios de comunicación de fuera de Libia entienden un poco más el escenario político que han vivido en primera línea. «Había comisarios del régimen de Gadafi que eran los encargados de organizar las manifestaciones en favor del mandatario, donde había mayoritariamente niños y mujeres», aseguraban los dos mallorquines.

Por este motivo, Lola Romero y Ramiro de la Mano sostienen que «ahora sabemos que a los hombres les habían llamado del ejército». «Lo que se vive en el país es una auténtica represión», indicaron.

De hecho, una de las curiosidades que explicaron es lo que relató un miembro de la Embajada española durante el viaje. Un médico libio se desplazó a su casa para que explicase en España lo que realmente pasaba en su país. Resulta que después de un tiroteo por parte de las tropas de Gadafi en el que hubo decenas de muertos, y aún más heridos, los hombres del régimen no quedaron contentos. Acudieron al hospital para no dejar ningún testimonios de los hechos y mataron también a los heridos. El médico de aquel hospital no lo pufo explicar, y por ello pidió a esta ciudadana española que lo hiciese. Y Lola y Ramón también podrán contar su propia versión de la revuelta de Libia.