Los supervivientes de UM tuvieron que reunirse en un bar.

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Dirigentes de Unió Mallorquina se presentaron ayer con un notario ante la sede para demostrar que no pueden utilizar las dependencias de la formación nacionalista. El notario Alberto Herranz dio fe de que no había ninguna persona que abriese la sede a la docena de militantes que pretendían reunir el Consell Nacional para decidir el futuro del partido.

«No podemos entrar en la sede ya que un militante de Convergència per les Illes (CxI) tiene las llaves», lamentó Maria José Rodríguez, líder de este grupo de dirigentes que intentan resucitar Unió Mallorquina. Rodríguez recordó que el militante que tiene las llaves -Antoni Llabrés- trabaja en el grupo parlamentario mixto. «Hemos registrado un documento esta mañana en el Parlament para solicitar que nos puedan abrir la sede, pero no ha venido nadie», señaló Rodríguez.

Ante la imposibilidad de entrar en la sede de UM, cerrada a cal y canto, los militantes se reunieron en un bar próximo a la calle Sindicat. En los próximos días decidirán si resucitan UM, se presentan a las elecciones o, por el contrario, dejan morir el partido.