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Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) alerta de que el 8% de la población activa española dedica más de 12 horas al día a su profesión para huir de sus problemas personales y familiares.

Aunque estos datos no quieren decir necesariamente que todas las personas que trabajan muchas horas sean adictos al trabajo, lo cierto es que la adicción al trabajo sigue aumentando, a pesar de la crisis y el paro.

La adicción al trabajo es una patología difícil de curar, es una de las adicciones del siglo XXI, puesto que, a pesar de que se ha humanizado el trabajo estableciendo horarios a favor del ocio y el descanso, la sociedad de consumo ha generado la doctrina de trabajar más para ganar y poder gastar más.

Así lo indican en la Clínica Capistrano, dirigida por el psiquiatra José María Vázquez Roel. Centro en el que ayudan a los adictos al trabajo a curarse de esta patología que puede transformarse en una adicción peligrosa.

El propio Vázquez Roel ha reconocido que en el 30% de los casos de adicciones que atienden por abuso de cocaína, el problema principal es la adicción al trabajo.

El perfil de los adictos al trabajo suele ser el de personas de 35 a 54 años que han alcanzado puestos de bastante responsabilidad en sus empresas.

Vázquez Roel afirma que existen dos tipos de adictos al trabajo, por una parte están «los obsesivos y perfeccionistas» que tienen dificultades para delegar tareas y un alto nivel de autoexigencia y por otra parte «los narcisistas, gente que busca poder y prestigio» y que oculta baja autoestima y sentimientos de inferioridad y de constante miedo al fracaso.

De hecho en la Clínica Capistrano afirman que el alto grado de implicación laboral no se justifica por exigencias laborales reales. El adicto al trabajo, como cualquier adicto, niega su propia adicción y por lo tanto su excesiva implicación laboral, llegando a distorsionar los límites entre la vida personal y laboral.

Vacaciones

Para los adictos al trabajo las vacaciones son una auténtica provocación, tienen síndrome de abstinencia porque el tiempo libre les provoca sentimientos de vacío y tristeza por la incapacidad de 'desconectar'. Esta dependencia al trabajo provoca al adicto una dependencia de su actividad laboral y un progresivo aislamiento de su familia y amigos.