Momentos de la gala de la Diada de Mallorca. | Teresa Ayuga

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La presidenta del Consell de Mallorca, María Salom, se distanció ayer de la reivindicación política que había marcado la Diada durante 14 años y aprovechó su discurso institucional en el Teatre Principal, para hacer apología de todo lo contrario.
«No quiero más poder, no quiero más competencias, no quiero ser más grande, no quiero más autogobierno», proclamó para lanzar una pregunta retórica, «¿sabéis lo que quiero?» y responderse que su objetivo es «mejorar la vida de los mallorquines y reivindicar su bienestar». Y enfatizó: «en pocas palabras [lo que quiero] es que no estén dejados de la mano de Dios».
Salom, que alcanzó la presidencia de la institución con el claro propósito de 'adelgazarla', dibujó cuál es su 'hoja de ruta': «El consell ha sido hasta ahora la institución que han querido los políticos. Quiero cambiar eso radicalmente. Tengo, una fijación, ser útil a la gente, que los mallorquines vean que somos eficaces y no unos golosos del autogobierno».
Protagonismo de Bauzá
Salom, que compartió el protagonismo del acto, incluso en la entrega de las distinciones, con el president del Govern, incidió en lo que a su juicio, 'no debe ser el Consell'. Así, comentó que hasta ahora «hemos tirado la casa por la ventana, nos hemos pasado de rosca y eso se ha acabado».
La presidenta insular comenzó su discurso tras la entrega de las distinciones. Dos de los laureados, Agustí Villaronga y Bartomeu Seguí lo recogieron con un distintivo en la solapa contra el cierre del Televisió de Mallorca. En nombre de todos as personas y organizaciones habló Bartomeu Bestard, ex cónsul de los Estados Unidos.
El primer mensaje de Salom fue para los alcaldes y alcaldesas de Mallorca (a los que dio un lugar privilegiado en el acto) pero el que más impactó en muchos de los presentes fue que aprovechara la ocasión para expresar mi «más sincero agradecimiento a todos los que confiaron, en una amplia mayoría, en nuestra formación política», clara alusión al PP.
«Mirar con lupa todos los programas» fue otra de las declaraciones de principios que lanzó la presidenta insular. Salom se miró en el espejo del rey Jaume II. De hecho, quiso dejar claro que ese rey, en cuyo recuerdo se fundamenta la Diada y afirmó compartir su inquietud en la tarea de gobernar, «Sanear, ordenar y equilibrar» será la 'divisa' de Salom, que aprovecho su discurso para señalar al Obispado como aliado principal para apostar por la Cultura.
«En la memoria de Jaume II también estaban presentes los postulados de fe y cristianismo», dijo María Salom, quien anunció que «iniciaremos una nueva etapa de relaciones bilaterales con la Iglesia de Mallorca, con su obispo y con el estamento eclesiástico para llegar a sintonías y acuerdos en materia de patrimonio cultural y bienestar social».
La anterior presidenta, Francina Armengol -reacia en principio a valorar el discurso- no pudo contenerse y echó en falta la ausencia de propuestas concretas. «No se puede venir con soluciones del siglo XIV para una crisis del siglo XXI». Para Joan Font, portavoz del PSM-Iniciativaverds-Entesa, se trató de un «discurso vacío de contenido» y «sin propuestas concretas que yo recuerde, salvo la colaboración con el Obispado».
El acto terminó con 'La Balanguera' y, como es tradicional en la nueva etapa. Sin canapés ni refrigerios. Televisió de Mallorca retransmitía el acto mientras parte de la plantilla se manifestaba, fuera, contra su cierre.