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Una exafiliada de la extinta Unió Mallorquina (UM) ha afirmado en calidad de imputada que, cuando entró a formar parte de la formación nacionalista, logró afiliar a unos 60 amigos suyos, si bien ha negado haber percibido por ello una contraprestación del partido sino que el beneficio que obtenía a cambio era poder «estar con ellos». Unos amigos a los que además, ha manifestado, llevaba a unas excursiones organizadas por el área de Medio Ambiente del Ayuntamiento y que según las pesquisas fueron utilizadas por UM para captar nuevos simpatizantes.

Durante su comparecencia ante la jueza sustituta del Juzgado de Instrucción número 8, Victoria Pelufo, la encausada, Eva Pin, ha recordado que ella también llegó a acudir a estas visitas, cuyos participantes eran en su mayoría afines a la formación 'uemita' aunque alguno también «del PSOE que no se afilió». La imputada ha manifestado que la excoordinadora de Medio Ambiente, Paula Cortés, le preguntaba cuántos amigos tenía para que pudieran acudir a las excursiones aunque ha negado que ésta le indicase que fuera «mucha gente» para afiliar a más personas.

Tras recordar que empezó a mantener relación con UM a través de una vecina y que se afilió «para darle el gusto», la encausada ha apuntado que comenzó a ayudar al partido porque así se lo pidió Cortés -también imputada y en libertad bajo fianza de 65.000 euros en el marco de este procedimiento-, especificando que esta colaboración consistió en un curso de maquillaje en el que la declarante invitó a «amigos» y otro de empanadas, al tiempo que ayudó también en una cena del expresidente de UM, Miquel Nadal. «Todo era para el partido», ha espetado.

Preguntada por si la oficina municipal de Medio Ambiente se utilizaba para buscar simpatizantes, ha respondido que se veía con Cortés «en un bar», por lo que «no sabía lo que se hacía de medio ambiente». En cualquier caso, ha reconocido que en alguna ocasión hizo llamadas telefónicas a afiliados para convocarles a eventos del partido, entre ellas de cara al Congreso de la formación, desde la oficina municipal ubicada en la calle Padre Molina.

En lo que se refiere a las excursiones, ha manifestado que a petición de Cortés confitaba mermeladas que, una vez en el Centro Natura -donde finalizaban algunas de las visitas-, se repartían entre los excursionistas, recordando además que por el total de botes cobraba unos 60 euros. En cuanto a la exconcejal de Medio Ambiente y exnúmero dos de UM en el Consistorio palmesano, Cristina Cerdó, ha señalado que era la persona a quien obedecía Cortés para dar las invitaciones de las excursiones.

De hecho, a una de las excursiones ha recordado que asistió Cerdó, quien tal y como ha afirmado habló «de algo que tiene que ver con el medio ambiente» a pesar de no recordar exactamente de qué. «Sentó a los que fueron a la excursión en una sala y era algo relacionado con una innovación; como siempre, tomaron un picnic y bebieron algo, y ella estaba allí que era lo importante», ha apuntado.

La exafiliada, que posteriormente dejó el partido cuando detuvieron a Nadal y se fue al PP con sus amigos -"mis amigos van donde voy yo"-, ha recordado cómo en la Policía, donde prestó declaración dos veces, fue «maltratada» por uno de los agentes. «Uno de ellos hacía de bueno y otro de malo», ha sentenciado Pin.

El caso Picnic, que investiga un presunto desvío de fondos desde el Ayuntamiento a la captación de nuevos militantes de UM y futuros votantes, centra parte de sus pesquisas además en averiguar si la formación nacionalista utilizó nombres ficticios o de personas ya fallecidas para engrosar los listados de excursionistas que debían elaborar para justificar una subvención aportada por el Govern al Consistorio y dirigida a promocionar el medio ambiente.

Las indagaciones apuntan a que la intención de UM era justificar así la aportación de aproximadamente 300.000 euros que la Conselleria de Medio Ambiente, dirigida entonces por Miquel Àngel Grimalt (UM), destinó esta legislatura a la oficina municipal, perteneciente a la Concejalía de Medio Ambiente al frente de la cual estaba Cristina Cerdó -arrestada por esta causa y en libertad bajo fianza de 300.000 euros- para concienciar a la población sobre este ámbito mediante excursiones y otras actuaciones. Las visitas se llevaban a cabo a varios lugares de Mallorca e incluso a la isla de Cabrera.