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Antonio Alemany, el periodista que escribía los discursos al expresidente balear Jaume Matas, se ha quejado hoy de los fiscales Anticorrupción al hacer uso de su derecho a la última palabra en el juicio del caso Palma Arena, al afirmar que «la función del Ministerio Fiscal no incluye insultar o menospreciar al ajusticiable».

En la última jornada del juicio por los pagos supuestamente irregulares al periodista, que ha quedado hoy visto para sentencia, los cinco acusados han tenido la ocasión de hacer uso de este derecho, al que se han acogido Alemany, el ex director general de Comunicación Joan Martorell y el empresario Miquel Romero, estos dos últimos asegurando que lo que han dicho en el juicio es verdad.

Aparte de la queja trasladada por Alemany a los fiscales, el periodista ha querido hacer una serie de «aclaraciones» y la primera ellas también ha ido dirigida a los representantes del ministerio público.

«Para mi ha sido un doloroso y cruel sarcasmo que la Fiscalía me acuse de codicioso (...) cuando todo mi patrimonio está hipotecado por culpa de esto. No hay derecho», ha dicho un emocionado Alemany que se enfrenta a una petición fiscal de 7 años y 3 meses de cárcel.

El acusado ha hecho asimismo referencia a una de las vertientes de esta pieza del caso Palma Arena, la de la subvención de 450.000 euros que le dio el Govern de Matas para fundar una agencia de noticias, de la que se devolvieron 177.000 euros cuyo fin no se pudo justificar.

El periodista ha calificado como «caso único en toda la historia de las subvenciones a la prensa de España» el que devolviera parte de la subvención, lo que pone a su juicio de manifiesto la «honestidad y rectitud» con que actuó.

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También ha hablado de los editoriales que escribió para un periódico elogiando sus propios discursos y ha asegurado que estos artículos «competen al director» del diario, quien es su responsable y puede alterarlos.

«Yo no soy quien hace los editoriales; los hace el director», ha apuntado, y ha añadido que estos artículos «no pueden ser exhibidos nunca» como muestra de un trato de favor por su parte, sino en todo caso por parte del periódico.

Ha agradecido a la sala, «al margen de la sentencia que pronuncie», la «ecuanimidad» e «implacabilidad» con la que ha dirigido el juicio, «que ha contrastado -ha agregado- con la furia del proceso paralelo que se hacía en el exterior».

Finalmente, ha proclamado su «absoluta inocencia y buen hacer» en los hechos juzgados.

Los otros dos acusados que han hecho uso de su derecho a la última palabra son los que han pactado con la Fiscalía la pena a aplicar y ambos han reiterado que durante su declaración dijeron la verdad, en respuesta a las críticas de algunas defensas que aseguran que mintieron.

Martorell ha afirmado que «en todo momento» ha sido fiel a la verdad y ha añadido que las «iniciativas» de las contrataciones supuestamente irregulares juzgadas en esta pieza «nunca han sido propias».

«Lo que he contado ha sido la realidad», ha explicado por su parte Romero, a quien se le acusa de encubrir los pagos mediante su agencia de comunicación.