Miles de personas aprovecharon la buena climatología para visitar los muchos puestos de Ciutat. | Jaume Morey

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Pues el Dia de les Illes Balears fue un día excelente. En todos los aspectos. Desde la meteorología a la gente que se dio cita en el amplio y más que medido recinto señalado, que arrancaba en es Born, seguía por s'Hort del Rei, Antoni Maura, Parc de la Mar, Passeig Sagrera, sa Faixina, Drassana y acababa al atardecer con el combat de glossadors en la Plaça de la Llotja. Eso sin contar las actividades de petanca que se llevaron a cabo al lado del Estadi Balear.

A decir verdad, el sus de la Diada lo dio la Marxa Cicloturística, que tuvo su salida frente al Consolat de la Mar. Y a partir de ahí fue cuestión de caminar. Sin prisas, aunque con prisas tampoco había nada que hacer, dado el gentío que te encontrabas por todas partes. Así que, tira a tira, fuimos haciendo camino. ¿Que qué nos llamó más la atención? Entre otras muchas cosas, la calidad de cuanto se mostraba y se vendía en los distintos estands, ya fueran del mercadillo romano o del medieval. En ambos, encontrabas de todo, desde velas sin llama a hogazas de pan, pasando por todo tipo de artesanía de mucho nivel. En cuanto a alimentación, lo mismo: embutidos, quesos -te los encontrabas de todas partes-, dulces de miel y almendra del Magreb, dulcería de Galicia, embutidos de caza y de cerdo, sobaos y quesadillas en la Casa de Cantabria... Porque lo que son las casas regionales en Mallorca se han lucido este año. En el buen sentido de la palabra, eh. Se han lucido ofreciendo mucha calidad. La valenciana, por ejemplo, una rica paella a tres euros; Castilla y León, lo mejor de la tierra; igual que Murcia, igual que el resto. Todo muy bueno y a precios de crisis. Hay, pues, que felicitarlos. Como también hay que felicitar al que ha montado todo el tinglado, toda la feria, toda la Diada. Lo ha hecho todo con armonía, buen gusto, buen material y mucha calidad.

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Pero sigamos.
En es Born estaban las actividades ludicodeportivas. Los más pequeños jugaban en su parquecito, muy pequeñito, lo que les obligaba a jugar un tanto apretujados. Los más mayores jugaban al lado a tenis de mesa, minitenis, marro... Había también una exhibición de kárate que no dejó indiferente a nadie, dado el numeroso público que estuvo siguiéndola.

En s' Hort del Rey te encontrabas con un castillo hinchable, dinosaurios articulados, guiñoles, Scalextric gigante, clases de baile, exhibición de hip hop, entre otros bailes, a cargo de Top Dance...

A todo esto, frente a s'Hort del Rei está el Mercat i mostra tradicional artesana de les Illes Balars. También atiborrado de gente. Entramos en el Parc de la Mar y nos encontramos con un Contacontes infantil, una tirada de fona, un taller de cayak, otro castillo hinchable, una noria, una exhibición muy buena de ‘skate roller ‘en todas sus modalidades y un taller de Flash Mob. Así que enfilamos Sagrera, con otro mercadillo por el que avanzamos con lentitud, intentado recrearnos con lo que vemos: más embutidos, quesos, perfumes, aperos de labranza, bolsos, esencias, tés (lo pagas y te llevas el vaso), telas, talleres de pintura, papás y mamás que te encuentras de frente empujando el cochecito con el niño... En las casas regionales hay cola para poder acercarse a su barra y pedir algo y, una vez frente a ella, hay que colocarse en segunda o tercera fila y esperar a que te sirvan. Y si sigues avanzando, llegarás a sa Faxina. Más puestos de comida, donde puedes disfrutarla sentado, en torno a mesas alargadas. Ahí, además, hay otro mercado, éste romano, de acuerdo al atuendo de los vendedores. Y hay también una barca que se balancea y un tiovivo medieval...