Antoni Monserrat, vocal del CGPJ, en una reciente entrevista.

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«Las explicaciones que nos ha dado son esotéricas», comenta desde Madrid el magistrado y vocal del Consejo General del Poder Judicial Antoni Monserrat en relación con la situación en la que se encuentra inmerso el presidente de este organismo, junto con el Tribunal Supremo, Carlos Dívar, que mañana está previsto que presente su dimisión tras revelarse infinidad de viajes injustificados en fin de semana a distintos puntos de España acompañado de sus escoltas y alojándose en hoteles de lujo.

«Él mismo se ha metido en un lío», asegura Monserrat, el cual admite que «las actuaciones [causantes de la polémica] no son estéticamente agradables». El magistrado mallorquín no ocultó que, desde su punto de vista, «la campaña en contra de Dívar ha sido exagerada, aunque él ha manejado la situación de manera desafortunada».

Pedir disculpas

Desde el punto de vista de Antoni Monserrat, vocal en el Consejo General del Poder Judicial a propuesta del Partido Popular, para zanjar el problema «Carlos Dívar tendría que haberse disculpado desde el primer momento y haberse comprometido a pagar los posibles excesos». Cabe indicar que tanto los fiscales como el Tribunal Supremo ha rechazado iniciar acciones penales en su contra a pesar de la denuncia formulada por el también vocal José Manuel Gómez Benítez.

Monserrat no rehuyó abordar la comentada relación de Dívar con su jefe de Seguridad y escolta, del que precisó que «está casado y tiene tres hijas», añadiendo que «es cierto que mantienen una relación de confianza extrema, pero no creo que haya nada más». En este sentido calificó de «una espiritualidad fuera de lo normal» el sentimiento religioso del presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo.

Salida compleja

«La salida de la situación es compleja», indica Monserrat, toda vez que es preciso encontrar «una persona con prestigio y personalidad para gobernar el Consejo que, conviene tenerlo presente, es el encargado de hacer política judicial».

Tras indicar que «la situación transitoria es poco deseable», en alusión a la que provocará la dimisión de Dívar al separar las presidencias del CGPJ y del Supremo, Antoni Monserrat aventuró como posibilidad «la elección de algún magistrado ya jubilado del Supremo, el cargo tendrá que renovarse dentro de un año y medio».