¿Que por qué en Magaluf y no cualquier otro lugar de Europa? Sencillamente, porque Magaluf es el primer lugar de Europa que cuenta con unas instalaciones apropiadas; es decir, con una piscina de olas para practicar este deporte, inventado por Tom Lochfeld, que aglutina técnicas de snowboard, skate y surf. Este campeonato del mundo, en modalidad masculina y femenina, se disputó en tres categorías: strapped, en la que los pies van fijos a la tabla; straples, o con los pies sueltos, sin fijar, y tumbados sobre la tabla.
A ritmo de rap, y con mucho público observando, tanto ellos como ellas, ya sea fijos a la tabla, sueltos sobre ella o tumbados, entran en la piscina buscando el flow barrel, túnel que deja la ola, donde tan sólo en un par de metros toman la velocidad necesaria que les permita ejecutar la pirueta, voltereta, salto o la figura que tengan ensayada.
No siempre sale a la primera, seguramente porque se pierde el equilibro, o porque al caer no se cae adecuadamente, siendo engullido por el agua, por lo que hay que repetir. Pero como es gente que, pese a su juventud, está muy experimentada, no hay problema: vuelta a empezar y a intentar hacerlo mejor. Mientras, el jurado, enfrente, no pierde detalle.
Se fija en todo, lo puntúa todo, el equilibrio, cómo ejecuta los back flip o los front flip –voltereta hacia adelante, voltereta hacia atrás–, cómo cae, si cae sin perder el equilibrio, o si lo pierde si se recupera a tiempo. Quien demuestra que lo hace mejor que los demás, gana.
En masculino, para las clases straples y strapped, encabezaron la competición Grag Lazaru (USA) y Erick Silverman (USA), respectivamente. En mujeres, Ili Lim (Singapur) y Amiy Stevens (USA), en sueltos y fijos, repectivamente, y en tumbados sobre la tabla, Willy Tennant, (Sudáfrica) en modalidad bodyboard, y Chris Childers (USA), en body board prone.
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