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Unos 20 delegados sindicales de las residencias de ancianos de Son Güell, San Miguel y Olmos han entonado hoy una nueva versión del clásico «resistiré» a modo de protesta por los 19 despidos producidos en estos centros que dicen que mermarán la calidad asistencial de los «grandes dependientes».


«Resistiré aunque me lo quiten todo y sufriré los años del gobierno del PP», cantaban los trabajadores esta mañana frente a la residencia de San Miguel para llamar la atención de los viandantes, a quiénes les han explicado la gravedad de que entre 70 y 80 auxiliares de enfermería se hagan cargo de 136 dependientes tras la reducción de plantilla anunciada el pasado 7 de septiembre.

Ese día, la gerencia de la Fundación informó de que se iban a amortizar 19 puestos de trabajo, un hecho que ha supuesto el despido de 11 auxiliares de enfermería, 2 enfermeras, un fisioterapeuta y una limpiadora.

La delegada de CCOO de la residencia de San Miguel, María José Suárez, ha asegurado a Efe que lo que el PP ha denominado «amortizaciones» de puestos de trabajo son en la práctica «despidos encubiertos» y se ha preguntado por qué se despide a trabajadores de asistencia directa y a nadie del personal administrativo.
Suárez ha explicado que los pacientes a los que atiende a diario no pueden defenderse, comunicarse, ni dialogar, puesto que son «grandes dependientes» que han quedado indefensos ante la reducción del personal que les atiende en una proporción que «no está bien» y que hará que la calidad asistencial vaya a peor.

Los viandantes han aplaudido los cánticos y pancartas en las que podía leerse «El sector de la dependencia en peligro, defendámoslo ya» «Dependencia sí, ladrones no» y «No más amenazas» que portaban los trabajadores que han criticado que el Gobierno esté realizando una ley de dependencia «de cara a la galería», ya que según han asegurado, «lo profundo no lo arregla».

La delegada sindical de CCOO ha indicado que aunque a los trabajadores les gustaría dialogar en la mesa con gerencia y llegar a un acuerdo, la dirección no atiende sus peticiones, por lo que ha pedido que la sociedad les escuche.
Suárez ha advertido de que los trabajadores tienen miedo de salir a la calle a protestar, ya que la Fundación de atención y soporte a la Dependencia, que dirige los tres centros, les está «sometiendo».