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Un pleno cargado de descalificaciones entre el PP y los partidos de la oposición a cuenta de la suspensión del Consell Econòmic i Social (CES), acordada ayer, puso fin al periodo de sesiones parlamentarios. Tras una mañana de reproches, PSIB y PSM-Iniciativaverds acordaron no acudir al refrigerio que convocó la recién estrenada presidenta de la Cámara, Margalida Durán, para felicitar las fiestas. Pese al boicot sí acudieron Antoni Diéguez, Joana Barceló (que forman parte de la Mesa) y el portavoz adjunto socialista.

El refrigerio no incluyó un brindis (una decisión de la presidenta) aunque sí se sirvieron copas de cava. Atendiendo a los tiempos de crisis, fue a base de patatillas, olivas y almendras, de marcas blancas y compradas poco antes en un supermercado próximo.

La sesión plenaria había sido especialmente tensa. Ante las críticas de Manel Martí (PSM), Joana Barceló (PSIB) y Margalida Font, diputada no adscrita por Formentera, la portavoz adjunta del PP, Margalida Prohens, quitó legitimidad a la oposición para censurar al Govern. «Ustedes no pueden opinar de según qué temas, son un peligro público de primera magnitud», les dijo.

Bosch y la libertad

Según el Partido Popular, sólo razones de ahorro explican la supresión del CES. Para la oposición, se trata de una censura ideológica. «Ustedes podrán acallar la voz del CES, pero no acallarán la voz de la calle», dijo Joana Barceló.

La sesión plenaria se inició con el turno de preguntas y con una interpelación sobre la política lingüística del Govern. Respondió el conseller Bosch. Negó cualquier discriminación del catalán en la futura ley de educación y matuvo que la elección de lengua es un ejemplo de libertad. El conseller defendió que también los inmigrantes tienen a elegir en libertad.