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Un ensayo clínico que se desarrolla en tres ciudades españolas, Palma, Málaga y Zaragoza, estudia la eficacia y el coste-efectividad de un programa de psicoterapia asistido por ordenador para el tratamiento de las personas con depresión leve y moderada.

El estudio de investigación sido presentado hoy por el director de la unidad de Gestión Clínica de Salud Mental del hospital Carlos Haya de Málaga, Fabio Rivas, y el responsable del ensayo en Andalucía y psiquiatra de la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental del centro hospitalario malagueño, Fermín Mayoral.

El programa informático que se usa, «Sonreír es divertido», que está financiado por el Instituto de Salud Carlos III con 150.000 euros, guía al paciente a través de una intervención psicológica con monitorización continua.

En el ensayo colaboran especialistas del distrito sanitario Málaga-Valle del Guadalhorce, responsables de seleccionar a 150 personas, del total de 450 participantes.

Cada paciente recibe un tratamiento de tres meses de duración y al finalizar se le realizará una evaluación de la efectividad del mismo, que se repetirá a los seis y doce meses.

En el proyecto pueden participar aquellos pacientes que hayan sido diagnosticados de una depresión leve o moderada -se descartan aquellas personas con depresión grave y signos de riesgo de autolesión-, y tengan motivación, interés y compromiso para hacer algo por sí mismos.

Se trata del primer programa de estas características, creado y editado en español, que ha sido desarrollado por la Escuela Politécnica de la Universidad de Valencia y han diseñado los profesionales de las tres ciudades que participan en el ensayo junto con dos catedráticas de Psicología de las universidades de Valencia y Castellón.

La eficacia de la psicoterapia a través del ordenador ha sido demostrada con evidencia científica en países como Reino Unido, Holanda o Australia, pero en España no hay estudios de varios centros que permitan evaluar su aceptación y el coste-efectividad, según los promotores del ensayo.

Algunos estudios apuntan a ciertas limitaciones de este tipo de terapia, como la alta tasa de abandonos por mejoría o aburrimiento, la escasa familiaridad con las nuevas tecnologías o la frialdad del sistema, por lo que los expertos creen necesario trazar el perfil ideal del paciente que se pondría beneficiar de esta opción terapéutica.