Javier Salinas, obispo de Mallorca. | UH

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«Un nuevo papa siempre es una gran sorpresa y una gran esperanza, porque supone una nueva intervención del Señor en la Iglesia a través de aquellos que tienen la misión de elegirlo», señaló anoche el obispo de Mallorca, monseñor Javier Salinas, tras conocer la elección de Francisco I como nuevo pontífice.


Para Salinas, la decisión de los cardenales fue una sorpresa, «aunque estaba en el conjunto de los candidatos con posibilidades de elección».

El obispo de Mallorca conoció al recién elegido papa hace aproximadamente seis años, cuando el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio dirigió unos ejercicios espirituales en Madrid para el episcopado español.
En su recuerdo, Bergoglio, que cuenta con la indiscutible ventaja del español como lengua materna en un ámbito universal donde la hablan más de cuatrocientos millones de seres y está en crecimiento, es «una persona con una gran espiritualidad, sencillo y con una forma de vivir en la que ha primado la proximidad con la gente».

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Javier Salinas manifestó también que es su deseo «invitar a todos a la oración y a apoyar la misión del nuevo papa, que continuará según el lema de San Francisco: ‘volver al Evangelio, volver a Cristo y tener la confianza de sabernos en manos de Dios'».

Por su parte el obispo de Menorca, Salvador Giménez Valls, señaló que Francisco I «ha regido hasta ahora la gran Diócesis de Buenos Aires en Argentina y ha mostrado siempre una gran cercanía y una ilimitada dedicación al Pueblo de Dios que se le había encomendado».

Por su parte, el obispo de Eivissa, Vicente Juan, estuvo con el cardenal Bergoglio el pasado jueves en Roma y dijo que éste le preguntó por su diócesis. Añadió que el ahora Papa le mandó un escrito felicitándole cuando fue designado obispo de las Pitiüses.