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La edad media de inicio en el consumo de alcohol es de 13,7 años en Baleares, mientras que la media de edad de los jóvenes que beben semanalmente es de 15,6 años, según ha informado este domingo el Instituto de Política Familiar de Baleares (IPFB) en un comunicado.

La entidad, que ha analizado los datos aportados por el estudio de la Fundación Pfizer, ha asegurado que los padres tienen un «importante grado de desconocimiento» de los hábitos que tienen sus hijos en relación al alcohol.

Así, ha apuntado que, mientras el 45 por ciento de los padres cree que sus hijos ha bebido alguna vez en su vida, en realidad lo ha hecho el 68,2 por ciento. Por otro lado, si los progenitores son preguntados por el último año que sus hijos han bebido, dicen que lo han hecho el 39,3 por ciento cuando en realidad ha sido el 56,8 por ciento.

El IPFB destaca que se debe tener en cuenta que el 80,3 por ciento de los jóvenes entre 14 y 18 años de Baleares ha consumido alcohol alguna vez en la vida, el 71,2% en el último año y el 54,1% en el último mes, en las islas. Además, el 58% se han emborrachado alguna vez en la vida, el 47,3% durante el último año el 47,3% y el 25,3% durante el último mes.

Según la entidad, los jóvenes de las islas beben «porque asocian alcohol con diversión, para desinhibirse y porque alcanzan un estado de ánimo positivo». No obstante, el IPFB ha añadido que este consumo tiene «graves consecuencias».

En este sentido, el IPFB ha asegurado que diversos estudios realizados en adolescentes entre 13 y 17 años que consumían alcohol en exceso demostraron que tenían un 10% menos de capacidad para recordar la información aprendida previamente, mayor lentitud para procesar la información, problemas de atención y dificultades para realizar tareas de planificación, organizarse, controlar los sentimientos o tomar decisiones con criterio.

«No solo ha cambiado la forma de relacionarse de los jóvenes con el alcohol respecto a cómo lo hacen los adultos, sino que además se ha intensificado el tiempo que dedican a la fiesta y al ritual del 'botellón'», indica la nota, que añade que «el horario de la fiesta se ha ido prolongando hasta romper el límite de la madrugada, incrementándose el tiempo dedicado a ingerir mayores cantidades de alcohol».

Ante esta situación, el IPFB ha reclamado políticas con perspectiva de familia como la realización de una guía práctica para una diversión sana de los hijos dirigido a los padres y, de esta manera, contar con un instrumento «para que la familia pueda enfrentarse a la bebida de alcohol de los más jóvenes».