Los estudiantes aprovechan cualquier rincón para repasar las materias. | Teresa Ayuga

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Debutar en la prueba de acceso con los comentarios de lengua y literatura en castellano, eligiendo entre textos de Javier Marías y Gabriel García Márquez, reduce la tensión previa de los aspirantes. Ayer, en la UIB, miles de estudiantes enfocaron así, «en positivo» –comentario generalizado– las tres jornadas de las pruebas con las que optan a los estudios universitarios.

«Estamos entrenados desde el Bachillerato -señala Juanmi, procedente de Montisión–, y pese a que entras en el aula con cierto nerviosismo, se te pasa enseguida, porque incluso es más ‘amable' que alguno de los exámenes del curso que hemos acabado». Quiere matricularse en Administración de Empresas, en castellano e inglés. Su amigo Xavi, que estudió en el Madina Mayurqa, comparte la tranquilidad con la que ambos han finalizado la prueba antes de hora, pero no los estudios futuros, ya que intentará matricularse en Fisoterapia.

Ya en el descanso general, una «embajada» del San José Obrero, compuesta por Victoria, Belén, Susana y Silvia, regala optimismo en el primer día de la selectividad, con una base importante como son sus buenos expedientes del Bachillerato, que proporcionan el 60 % de la nota final.

Así Victoria, que quiere estudiar Periodismo «en la península», esperaba que el primer ejercicio «fuera más difícil», mientras Belén, empeñada en cursar Derecho y complementarlo con un máster en Criminología, apostilla que «habiendo preparado este tipo de ejercicios en el colegio por indicación de los profesores, lo más importante es haberlo hecho realmente por uno mismo».

Silvia, que quiere cursar Filología –tanto catalana como española– y dedicarse a la docencia y a la traducción de libros, se sintió cómoda en los comentarios de texto, «aunque no soy la clásica estudiante de letras porque vengo con un 8 en Matemáticas y un 9 en Economía». A su lado Susana, futura estudiante de Administración de Empresas, no le tiene miedo a la crisis «porque tengo que ganarme la vida y sé que lo conseguiré».

Comparte esa confianza en sus posibilidades –que ella denomina fe-, Sara, que a sus 17 años estaba ayer algo preocupada «por entrar en un aula universitaria», aunque se calmó en apenas unos minutos y ya piensa en regresar en unos meses, ya como universitaria, a clases de Derecho.

Por su parte, Sergio, que estudió en el IES Son Pacs, no se sintió nervioso en ningún momento en la prueba en castellano «porque donde más caña necesito es en catalán». En todo caso, aspira a Ingeniería Informática o Telemática, «y si hay que ser ‘hacker' para vivir se hará, pero de los del bando bueno», bromeó.