Su hijo, Lorenzo Díaz García Campoy, fruto de su matrimonio con el sociólogo Lorenzo Díaz, era al que se veía más afectado por tan repentina pérdida. Mostraba los ojos hinchados de horas y horas de llorar. A pocos metros llegaba el último adiós de Manuel Campo Vidal junto al cristal que le separaba apenas un metro del féretro de Concha García Campoy, en la sala 17 del Tanatorio Parque Cementerio de La Paz, en Alcobendas. Recordaba emocionado una cena con la informadora fallecida, un 18 de julio, mientras veían el Tour de Francia.
El ataúd de esta ibicenca de adopción, enamorada de las Pitiusas, se mostraba muy sencillo: madera color marrón claro con una cruz encima. Entre las coronas que escoltaban su último viaje destacaban, además de la de su familia y de la familia de su segundo marido, la de Joaquín Sabina y una cuarta en la que se podía leer: Ajuntament d'Eivissa.
El dolor asediaba a Andrés Vicente Gómez abrazado a Ana Rosa Quintana y a Ana Belén. El consuelo de decenas de amigos apenas servía para contener las lágrimas de su compañero, en una sala mortuoria por la que habrían podido pasar medio millar de personas, vigilados de cerca por casi un centenar de periodistas. «Muy mal, estoy muy mal; y los niños no os lo podéis ni imaginar», indicó Vicente Gómez a los periodistas a la entrada del tanatorio.
Incineración
Los restos de Concepción García Campoy -su nombre completo- fueron velados entre las 10 y 13 horas de ayer, cuando tuvo lugar una misa por su alma. A las tres de la tarde su cuerpo fue incinerado. Su hijo leyó un emotivo texto en el que recordó los momentos vividos junto a su madre.
Pedro Ruiz describió a la informadora fallecida de forma repentina -ya que esperaba superar esta enfermedad- como «ondas, coraje, talento y valentía». Santiago Segura, bastante afligido, señaló que «ha sido un mazazo porque hace un mes estaba bien. Era muy buena gente. No hay palabras». «Mujer elegante que sabía combinar la ternura con la dureza, la delicadeza con la exigencia», afirmó un desolado Fernando Ónega. «Gran señora y gran mujer. Es un día muy triste», aseguró José Mota. «Ha sido un palo muy grande. Era una gran profesional llena de vida», reconoció María Teresa Campos.
Manuel Campo Vidal, periodista y amigo suyo durante casi 30 años, anunció que la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión, de la que era portavoz, va a perpetuar su nombre. «Nos ha dado una lección con su serenidad y fortaleza durante su enfermedad. Hoy el buen periodismo se ha empobrecido».
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