El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ayer en el Port de Sóller, en la embarcación en la que pasa unos días navegando. | Jaume Morey

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El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, sigue, minuto a minuto, conectado con su despacho a bordo del Canopus. El teléfono móvil y el ordenador le permiten tener información constante sobre la crisis de Gibraltar, un episodio que en estos momentos centra la atención del jefe de la diplomacia española y de todo su equipo de asesores con los que mantiene un contacto permanente. Sin embargo, el carácter afable de García-Margallo se acaba imponiendo cuando un grupo de mallorquines se percata de su presencia y accede a fotografiarse con ellos.

«La distensión en Gibraltar está en manos de Gran Bretaña», asegura García-Margallo, el cual no duda en afirmar que las actuales discrepancias «responden a un conflicto jurídico, no político». El ministro no quiere aventurar durante cuánto tiempo se mantendrá el pulso entre Madrid y Londres, pero no duda en asegurar que «vamos a defender con firmeza los intereses de España», añadiendo a continuación que «personalmente creo en el sentido común y ahora lo que toca es hablar».

Diálogo bilateral


«Nosotros queremos resolver el actual conflicto en Gibraltar por la vía del diálogo», indica García-Margallo, «pero no en las mismas condiciones que el foro tripartito (Gran Bretaña, España y Gibraltar en un plano de igualdad) que admitió el Gobierno de Zapatero», añade. En todo caso, el Gobierno sólo está dispuesto a aceptar la incorporación de Gibraltar en la mesa de negociación del conflicto pesquero «si también se añade Andalucía, que tiene competencias en materia de pesca», precisa el responsable de la diplomacia de nuestro país.

El origen del conflicto surge en el momento que las autoridades gibraltareñas lanzan al mar bloques de hormigón para impedir los trabajadores de los pescadores españoles, una medida que se justifica en una declaración de protección medioambiental de una zona por parte de la Unión Europea en 2006, declaración que se complementó en 2008 con la propuesta de España. Ambas se superponen «y por tanto tenemos que ponernos de acuerdo» en la gestión de estas aguas, destaca el ministro, «no aceptaremos los hechos consumados», concluyó.

Tasa de congestión
En respuesta a la acción unilateral de Gran Bretaña la respuesta española contempla la aplicación de varias medidas. La más controvertida es la aplicación de una llamada ‘tasa de congestión', la cual podría alcanzar los 50 euros para los visitantes del Peñón.


Sobre esta propuesta, García-Margallo advierte que «es una tasa de acceso similar a la que se paga en Londres para acceder a la City y que servirá para descongestionar la aduana», precisando a continuación que «la recaudación se destinará a compensar el sector pesquero de la zona».

En relación con esta iniciativa, el ministro de Asuntos Exteriores insistió en que «en estos momentos está en estudio su aplicación por parte de la Abogacía del Estado y por nuestra representación en Bruselas pero ya le puedo adelantar que no se aplicará a las personas que trabajan en el Peñón».

Además de esta tasa, España ya ha puesto en práctica otras medidas de presión para forzar la apertura de una mesa de negociación con Gran Bretaña, como son el incremento de los controles sobre la frontera «porque Gibraltar no pertenece al territorio Schengen de la Unión Europea y, además, nuestra obligación es evitar el contrabando, con graves efectos sobre los estanqueros de Algeciras y la Hacienda Pública española».

Relaciones bilaterales
Otro de los objetivos de la estrategia del Gobierno español es el control sobre el fraude fiscal. Gibraltar es un paraíso fiscal en el que operan miles de empresas ficticias a través de las que se realizan numerosas operaciones destinadas a eludir su tributación fiscal.


A pesar del actual clima de tensión entre España y Gran Bretaña, José Manuel García-Margallo entiende que el conflicto en Gibraltar «espero que no afecte a las relaciones bilaterales», toda vez que entre ambos países «no tenemos discrepancias importantes en los temas de política exterior».

Al responsable de la diplomacia española no se le escapa que el turismo británico es clave para nuestro país y en especial para Balears, un tema que también está presente en la delicada coyuntura que viven ambos países, socios y aliados en los principales foros internacionales.

De toda esta situación está previsto que informe hoy al rey don Juan Carlos durante el tradicional despacho que mantendrá con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Palau de Marivent. Será un momento en el que interrumpirá su periplo marinero por la costa mallorquina, que, como ya hacía antes de llegase a la cartera del Ministerio de Asuntos Exteriores, realiza junto con un matrimonio amigo.

Oriente Medio
La situación que se vive en Oriente Medio es una tema que permanece inamovible en la agenda del ministro de Asuntos Exteriores. En estos momentos, entre otros, la situación en Egipto requiere una atención especial.
«En Egipto hay marcada una hoja de ruta muy definida», indica García-Margallo tras la entrevista que mantuvo con el titular egipcio de su departamento. El cambio de Gobierno, la redacción de una nueva constitución «y un proceso de reconciliación que incluye una nueva convocatoria de elecciones legislativas y presidenciales. El secreto es que se realice un proceso inclusivo», apunta el ministro, que también destaca la necesidad de liberación de todos los presos políticos y la contención de la policía. «Sería absurdo excluir a los Hermanos Musulmanes de todo el proceso», concluye.

Jornadas marineras
José Manuel García-Margallo se ha desplazado a Mallorca acompañado de su esposa, Maribel Barreiro, en una visita estrictamente privada. En este sentido cabe destacar que su presencia en Mallorca era sólo conocida por un reducidísimo grupo de personas ya que, cabe suponer que como imposición de la política de austeridad, prescindió de todo tipo de apoyo oficial excepto el correspondiente a su seguridad personal, el cual se había reducido al máximo.
Durante su estancia en la Isla dedica buena parte de la jornada a despachar los asuntos de su departamento con sus asesores en Madrid en el Ministerio, además de recabar la opinión de los embajadores en función de los temas que requiere la actualidad diplomática.


Es probable que el viento que se levantó ayer obligase a García-Margallo y sus acompañantes a prolongar su estancia en el puerto, circunstancia que aprovechó para visitar algunos restaurantes cercanos en los que degustó platos marineros de la gastronomía mallorquina de la que es buen conocedor, toda vez que es un visitante habitual de Mallorca.
Cuando se encontraba en la cubierta del velero, un grupo de mallorquines le identificó se y acercó hasta la embarcación para solicitarle una fotografía, lo cual demuestra el carácter cercano de García-Margallo.