El plan de refuerzo de limpieza se realizó ayer en Son Cotoner, Son Gotleu, La Soledat y Son Canals.

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El comité de empresa y la oposición culpan al presidente de Emaya, Andreu Garau, de tener que pagar 240 euros por festivo trabajado, ya que aseguran que si lo hubiese negociado en el convenio colectivo la sentencia no sería firme. «Llevamos un año advirtiendo a la dirección de la empresa que hay una demanda y convendría hablar de este tema, que finalmente se ha convertido en un mandato judicial», manifestó el presidente del comité de empresa, Miguel Romero, que acusó a Garau de «irresponsable».

Romero puntualizó que el 80 % de los trabajadores de Emaya no han reclamado cobrar los 240 euros. «Estamos dispuestos a cobrar menos, somos nosotros los que lo hemos advertido», incidió. En este sentido, aseguró que el comité de empresa está dispuesto a negociar con la dirección, pero ahora hay una sentencia firme -a raíz de la demanda de un afiliado de CC OO- y cualquier trabajador puede reclamar que se le paguen 240 euros por año trabajado. Romero explicó que el dictamen judicial tiene carácter retroactivo y calcula que la empresa tendría que pagar entre 2,5-3 millones de euros si los trabajadores reclaman.

Negociar

El socialista Andreu Alcover declaró que la sentencia se tiene que cumplir e instó a Garau a negociar. En su opinión, «el problema es que la dirección nunca ha querido negociar con los sindicatos». En términos similares se expresó Marisol Fernández (Més), que aseguró que el presidente de Emaya «tiene alergia a los sindicatos». El comité de empresa y la oposición rechazan la amenaza de externalizar la limpieza los festivos si no aceptan cobrar 150 por festivo en lugar de 240.

El presidente de Emaya negó que sea culpa suya tener que pagar 240 euros, ya que entiende que este tema se tiene que negociar en las comisiones paritarias. «Si están de acuerdo basta que reconozcan que son 150 euros por festivo trabajado» y sólo podrían reclamar los que han presentado la demanda. Garau explicó que «un juez ha interpretado lo que se escribió y si está mal habrá que reescribirlo». «No estoy dispuesto a pagar a un barrendero más a un cirujano», concluyó.