González ha enviado una carta a los inspectores educativos informando de su renuncia.

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Los nervios están a flor de piel en la Conselleria d’Educació. A punto de acabar la tercera semana de huelga y sin ningún acuerdo a la vista con los docentes, el conflicto pasa factura al personal del departamento que dirigen la consellera Joana Maria Camps Camps y el secretario autonómico Guillem Estarellas. El jefe de Inspección Educativa, Antonio González, presentó ayer por la mañana su renuncia. Así se lo comunicó por carta al cuerpo de inspectores -como puede verse en esta página- y así lo confirmaron los sindicatos. Sin embargo, Estarellas negó «haber hablado de dimisión» con González.

Según el presidente de la Asociación de Inspectores (ADIDE), Pere Rios, González habría recibido la orden de solicitar a los centros listas con los nombres de los alumnos que acudían y los que no a clase. Se trata de una medida de «coacción» con la única finalidad de que los inspectores «asistieran a los centros a dar miedo», motivo por el cual los profesionales rechazaron llevarla a cabo.

Negativa

El secretario autonómico negó haber dado dicha instrucción y explicó que la función de la Conselleria es velar para que se cumpla el ordenamiento jurídico, que pasa porque «el tutor de la clase compruebe si los escolares acuden o no a las aulas». La diputada de Més, Fina Santiago, mostró su preocupación por esta cuestión y anunció que su formación prepara un escrito que dirigirán a la Fiscalía de Menores, para que investigue la «injerencia» del Govern en los derechos de los padres y madres. El Instituto de Política Familiar, por su parte, condenó las supuestas «listas negras» de alumnos.

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Respecto de la renuncia de González, Estarellas admitió haber mantenido una conversación con él en la que «valoraron ciertas cuestiones que le preocupaban». De todos modos, dejó claro que el jefe de Inspección estaba «en su puesto de trabajo».

El secretario autonómico realizó estas declaraciones ayer a mediodía, poco después de que los sindicatos anunciaron públicamente la renuncia del jefe de Inspección Educativa, al finalizar la sexta reunión para intentar lograr un acuerdo entre las partes. A medida que pasan los días la crispación es mayor entre unos y otros.

La reunión de ayer empezó a las once de la mañana, apenas doce horas después de que acabara la del miércoles por la noche, con la plaza de la Conselleria llena de docentes en silencio pidiendo consenso. Un gestó que no gusto al equipo de Camps y Estarellas.

Aviso

Durante más de una hora los altos cargos d’Educació avisaron a los docentes que no aceptarían «más coacciones derivadas de coacciones externas». Lamentaron tener que haber salido «escoltados» por la policia la noche anterior.