El conseller d’Hisenda, José Vicente Marí, con el director general de Pressuposts, Antoni Costa, durante la presentación de las cuentas del Govern. | Pere Bota

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El conseller d’Hisenda, José Vicente Marí, ha citado en los últimos días a los gerentes de las empresas públicas para revisar el estado de cuentas de cada una de ellas y evitar sorpresas de última hora en el déficit de Balears. El conseller ha ordenado a los altos cargos del sector público balear que controlen los gastos al máximo posible y que estén vigilantes ante cualquier posible desviación que provoque volver a incumplir el objetivo de déficit de Balears.

El Govern se pasó el año pasado del 1,5 al 1,8 por ciento del PIB debido a que durante el último tramo del año aparecieron pagos no contabilizados en algunas empresas públicas, especialmente en el IB-Salut.

Para evitar que este año vuelva a pasar lo mismo, los gerentes han ido pasando de manera individual por el despacho del conseller para verificar que este año no sucederá lo mismo, según han confirmado fuentes de la Conselleria d’Hisenda.

Elogios

Las mismas fuentes confirmaron que los altos cargos de las empresas han entendido el mensaje, por lo que el conseller les agradeció el esfuerzo que han estado haciendo durante todo el año para tener controladas las cuentas. Aun así, José Vicente Marí les pidió que no bajen la guardia para evitar sorpresas de última hora. Este toque de atención del conseller se suma a la vigilancia constante de Hisenda a las cuentas de las empresas, los particulares ‘hombres de negro’ del Govern.

El Govern presenta unos datos más que aceptables de ejecución presupuestaria hasta el punto de que en los últimos datos facilitados por el Ministerio de Hacienda, correspondientes al mes de septiembre, Balears es la única comunidad autónoma que presenta equilibrio presupuestario. De hecho, según los datos del departamento de Cristóbal Montoro, incluso presentaba un ligero superávit de un millón de euros.

Con estos datos, al Govern le queda margen para cumplir el déficit, ya que tiene autorizada una desviación del 1,46 por ciento del PIB. El déficit del año pasado fue del 1,83 pero solo en el último trimestre ya fue del 1,2. Esa ‘sorpresa’ de fin de año es la que quiere evitar el conseller.