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El obispo de Mallorca, Javier Salinas, mantendrá una audiencia con el papa Francisco el día 28, en un encuentro en el que participarán en total 44 prelados españoles, en el marco de una visita «Ad Limina Apostolorum» en la que le presentarán brevemente la situación de sus diócesis.

La primera visita de este tipo que realizarán los obispos españoles al Papa tendrá lugar entre el 24 de febrero y el 8 de marzo y se organizará en dos grupos, ha informado el Obispado de Mallorca en un comunicado.

El obispo Salinas viajará al Vaticano con el primer grupo, entre el 24 de febrero y el 3 de marzo, del que formarán parte 44 prelados pertenecientes a las provincias eclesiásticas de Burgos, Pamplona, Zaragoza, Madrid, Toledo, Mérida-Badajoz, Valencia (a la que pertenece la Diócesis de Mallorca) y Valladolid, así como el Arzobispo Castrense de España.

Del 3 al 8 de marzo viajarán 39 obispos pertenecientes a las provincias eclesiásticas de Barcelona, Tarragona, Granada, Santiago de Compostela, Oviedo y Sevilla.

El programa de la visita incluye la audiencia con el papa Francisco del viernes 28 de febrero, en la que los prelados presentarán brevemente la situación de cada Diócesis.

Durante la visita, el obispo Salinas y el resto de prelados también tendrán ocasión de reunirse con los responsables de los diferentes dicasterios de la Curia Romana.

La última visita «Ad Limina» se programó del 17 de enero al 6 de marzo de 2005 pero entonces no se pudo completar debido al empeoramiento de la salud del papa Juan Pablo II. Durante el pontificado de Benedicto XVI, el Papa viajó tres veces a España (en 2006, 2010 y 2011) y no se realizó ninguna visita de este tipo de de los obispos españoles al Vaticano.

Los orígenes históricos de la visita «Ad Limina» datan del siglo IV, aunque fue el Papa Sixto V en 1585 quien la institucionalizó y dispuso que se llevara a cabo de modo más sistemático. Actualmente, esta visita está definida y precisada en los cánones 399 y 400 del Código de Derecho Canónico.

Según esta legislación, los obispos diocesanos deben visitar las tumbas de los apóstoles, encontrarse con el Papa y presentarle un informe o relación de sus respectivas diócesis cada cinco años, aproximadamente.

Con la visita se hace visible la unidad y la comunión de los sucesores de los apóstoles con el sucesor de San Pedro y de las iglesias locales con la Iglesia primada de Roma. «La visita 'Ad Limina' es una ocasión para la comunión eclesial, la colegialidad episcopal y la caridad fraterna entre los pastores y el Papa», señala el Obispado.