—¿Y después de la sorpresa inicial?
—Lo vivo con preocupación, sobre todo desde que me informaron que existen varias sentencias firmes a personas a las que les han condenado a tres años de cárcel con los mismos argumentos. Conozco cuatro casos en España, dos de ellos están en un proceso de solicitud de indulto al Gobierno central, y es la segunda vez que lo piden, porque la primera les fue denegado, cuando este Gobierno ha dado indultos a diestro y siniestro. Al final la sensación que te da es que hay una persecución, un intento de criminalizar cualquier tipo de protesta. Basta ver lo que quieren hacer en el Código Penal con el tema de las manifestaciones. Lo que quieren es meternos el miedo en el cuerpo y que la gente no luche y se quede en sus casas.
—¿Qué pasó el 29 de marzo en la Estación Intermodal?
—Era día de huelga general sin acuerdo con los servicios mínimos, unos mínimos que nosotros recurrimos por abusivos y el juzgado nos dio la razón. Es cierto que ese día había un cierto encabronamiento con el tema de los mínimos. En el caso de la Estación Intermodal, las empresas de transporte habían impuesto los servicios mínimos, sin negociarlos con los representantes de los trabajadores. Había un poco de lío por saber si los autocares que llevaban el cartel de servicios mínimos lo estaban o no. Yo acudí, con un piquete y subí a varios autocares para informar del derecho a la huelga. Subí a un autobús de Bus Nord Mallorca (aunque la denuncia es de Autocares Mallorca y el trabajador también) para informar al conductor y a los pasajeros. Sólo subíamos una persona por autobús porque había un despliegue policial bestial y policías en la puerta de todos y cada uno de los autobuses. Cuando subí a este autobús sí que se produjo una situación conflictiva, que no provoqué yo, porque el conductor estaba muy nervioso. Creo que en el interior del vehículo estuve menos de tres segundos. No hablé con el conductor. Había un policía en la puerta que me pidió que bajara, me pidió el DNI, yo se lo entregué, cogió mis datos .. y mientras tanto el conductor puso el autobús en marcha, sin ningún desperfecto, y salió de la Estación Intermodal.
—¿Y cuándo le informan a usted de que la han denunciado?
—Me entero seis meses después, cuando me llaman desde el juzgado. Me persono allí y me indican que me imputan un delito de daños y otro contra el derecho de los trabajadores. Dos años después la Fiscalía me pide la pena máxima, es decir cuatro años y medio de cárcel. Salí del juzgado alucinando.
—Y supongo que usted lo encuentra totalmente injusto...
—Sí. Totalmente injusto. Ahora me dicen que tengo que probar que yo no he hecho nada. Yo siempre había pensado que eran quienes acusaban los que tenían que probar que se había cometido un delito, y que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, pero ahora veo que no es así. Creo que entre todos nos hemos cargado la presunción de inocencia. Aquí no todo el mundo es inocente hasta que se demuestre que es culpable, sino que todo el mundo es culpable hasta que se demuestre que es inocente. Intento ponerme en lo peor y creo que algo me tendré que comer. Me parece muy injusto porque yo no he hecho nada. La verdad es que espero que quede en nada. Quiero confiar en la Justicia.
—¿Usted es consciente de que se ha generado un importante movimiento de apoyo a su persona?
—Claro que sí. Sé que hay un importante movimiento de solidaridad hacía mi, pero también sé que hay una parte de la sociedad que ya me ha juzgado. Lo más triste es cuando algunos de los que ya me han juzgado son representantes de la ciudadanía y lo dicen en sede parlamentaria y dan por hecho que yo impedí trabajar a una persona que quería hacerlo. La perversión es tremenda, a veces llego a pesar que lo de los jueces nos lo podemos ahorrar porque si los jueces hacen cosas que no gustan los suspenden y los juzgan y al resto ya nos han juzgado previamente, por lo tanto, nos podemos ahorrar a los jueces.
—CCOO ha iniciado una campaña de apoyo a su persona.
—Sí. El sindicato ha puesto en marcha una campaña y lo agradezco. No quiero que me hagan una víctima, ni una mártir. En España hay casi 200 personas imputadas por conflictos laborales y unas 30 pertenecen a CCOO.
24 comentarios
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Este personaje se ha quedado anclado en Noveccento, Y por cierto, de acusar por acusar ya sabe un rato largo este personaje
Tots aquets que se fan sindicalistes es perque no van de feine. VAGOS y aquestq tia hauria de esta a se presso
Es increíble que acusen así a una trabajadora (aunque nunca haya trabajado), seguro que fue el propio policía el que rompió el autobús (probablemente lo quemó con un mechero), el que impidió al trabajador ejercer su derecho a trabajar (quizá incluso lo torturó y maltrató) y fijo que esta ejemplar señora, en plan Josefina de Aragón, arriesgó su vida por el trabajador. Lo de los ERES, TAMPOCO FUERON LOS SINDICATOS???
Ánimos a los sindicatos, PERO los queremos éticos, limpios, honrados y trabajando por las personas. Todo lo que no cumpla estas cosas básicas a la putacalle, que ya tenemos bastante con los politicuchos y explotadores "empresarios" fachas.
Ni un céntimo a estos sindicatos que nos arruinan y que han conseguido que se cierren miles de empresas en España y han carcomido la eficiencia en la función pública, cara y poco eficiente. Les recuerdo, la enseñanza, los transportes, la sanidad y siga usted… pero ellos blindados, bien pagados y siempre amenazando
Tu no rompiste la luna, fue otra persona, fue uno de ellos. Todo es un montaje contra CC.OO. Quieren que tu pages por algo que ellos mismo causaron para perjudicarte.
Hay una conspiración: Unos pocos quieren destruir el Estado del Bienestar paray convertir a la masa ciudadana en una especie de rebaño humano, un estok de seres fungibles, que les proporcione más dinero y bienestar, pero que muera antes de dejar de ser productivos Y no debemos dejar que esos monstruos se salgan con la suya, porque ellos valen mucho menos que el más malo, tonto y feo de los nuestros, inclusives los tonteras que defienden a los capitostes, pero que también forman parte de la clase media trabajadora.
Cuando dejemos de tener vacaciones pagadas, jornadas de 40 horas semanales, sueldo mínimo y jubilación asegurada y tengamos despido libre,salario libre y vacaciones sin cobrar y jubilación por planes privados nos acordaremos de los sindicatos
Miedo es lo que da tu cuerpo de sindicalista alborotadora. Tranquila, en la ctra. Sóller te van a dar forma y podrás romper cristales. Con las cuotas de los afiliados, pocos, habrán pagado esta campaña de publicidad para pedir clemencia.
Soy autónomo y no afiliado a ningún sindicato, si bien los sindicatos necesitan una regeneración como los partidos políticos y deben autofinanciarse no me cabe duda de que este es un ataque organizado por el capital contra los sindicatos para que los trabajadores callen ,acaten y trabajen por salarios de mierda.