Estudiantes universitarios, durante una clase en el campus de la Universitat balear. | M. À. Cañellas

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Las Universitat balear, como el resto de las universidades españolas, se enfrenta al reto de dar marcha atrás al nuevo modelo de titulaciones implantado con la entrada en vigor del Plan Bolonia. Y es que en España se optó por la fórmula de cuatro años de carrera más uno de máster (para la especialización), mientras que en el resto de los países comunitarios se decantaron por tres años de carrera y dos de máster. Esta diferencia tiene consecuencias para los estudiantes españoles, como problemas para su movilidad académica.

Por eso, El Ministerio de Educación ha decidido flexibilizar el sistema universitario hasta el punto de dejar en manos de los rectorados la duración de las carreras. Ante esta situación, el Govern balear es partidario de cambiar el modelo de 4 + 1 por el de 3 + 2, algo que este próximo curso estudiará con los responsables de la UIB. Los primeros grados de tres años podrían estar listos para el curso 2015-2016.

«España se ha quedado aislada con respecto a Europa con el modelo elegido y si ahora la Universitat balear no rectifica pero sí lo hacen otros centros de nuestro entorno, como los catalanes, el aislamiento será doble», reconoce el director general d´Universitats, Miquel Deyá.

El responsable del Govern así se lo trasladará al rector de la UIB, Llorenç Huguet, a la vuelta de las vacaciones, si bien añade que «en todo momento estaremos alineados con la postura que decida la Universitat y nos adheriremos a sus alegaciones», para las que hay plazo hasta el 15 de septiembre.

No obstante, hacer este cambio no es sencillo, pues implica revisar y reformar los planes de estudio actuales de las titulaciones que se quieran modificar. También supone un coste económico y de gestión elevado para las universidades.
Además si el cambio de modelo no se realiza en todas las universidades y estudios el impacto para el modelo universitario español será grande, «ya que puede convertirse en un conjunto de universidades inconexas», advierte Deyá.

Por el momento, la Conferencia de Rectores de la Universidades Españolas (CRUE) defiende la postura de que antes de cambiar nada sería aconsejable valorar el resultado del modelo implantado hace ya cuatro años.

Deyá también es partidario de aprovechar este proceso para clarificar el panorama universitario español, que pasó de una catálogo de menos de 200 títulos antes de Bolonia a un registro actual de unos 2.500 grados, de cuatro años de duración más uno o dos cursos de máster. «Y habría que recuperar cierta troncalidad en los planes de estudio de las carreras, que ahora no existe salvo en unas pocas, como Medicina, Arquitectura o Educación Primaria, en las que el Ministerio impuso unas materias troncales».