La posibilidad de trabajar fue una de las razones esgrimidas por Instituciones Penitenciarias para concederle el tercer grado en contra del criterio de la Junta de Tratamiento de la cárcel de Segovia.
Matas ha pasado en pocos días de disputar torneos de «frontenis» contra otros presos dentro de los muros de la cárcel de Segovia a retomar sus actividades como licenciado en Económicas. No ha sido contratado en ninguna empresa, sino que trabaja por cuenta propia como autónomo. En concreto, asegura realizar trabajos como consultor en un despacho situado en el número 105 de la calle Don Ramón de la Cruz del centro de Madrid.
«Es mi voluntad y necesidad reiniciar con carácter inmediato esta actividad profesional que se centra en el campo de la consultoría y de desarrollo», pedía Matas el pasado 5 de septiembre al subdirector de tratamiento de la cárcel de Segovia en una carta escrita de su puño y letra. Habían pasado tan sólo 39 días desde que había ingresado por voluntad propia en el centro penitenciario segoviano el 28 julio.
Para el desempeño de su labor profesional, Matas fue dado de alta en la Seguridad Social el 1 de septiembre cuando todavía cumplía condena clasificado en segundo grado penitenciario. Declara una base de cotización de 875,70 euros mensuales, que es la base mínima para autónomos (la máxima es de 3.597 euros).
Campeonatos de frontenis
De 57 años de edad, se encontraba cumpliendo una condena de 9 meses y un día por un delito de tráfico de influencias. Durante su estancia en prisión estuvo siempre ingresado en el Módulo de Enfermería debido a una discapacidad auditiva.
«Desde su ingreso en el Módulo de Enfermería realiza sus labores de limpieza como el resto de internos, sale todos los días al Polideportivo a realizar actividad física y se ha apuntado a un campeonato de frontenis», decía el informe de conducta elaborado por la prisión el 25 de septiembre.
En cuanto a su conducta grupal, «no tiene problemas con los internos del departamento. No presenta conflictos de convivencia. Su actitud de convivencia es correcta». Por otra parte, tenía comunicaciones regulares con sus familiares. El tercer grado concedido por Instituciones Penitenciarias obliga a Matas a dormir todos los días entre semana al Centro de Inserción dependiente de la cárcel se Segovia. El resto de tiempo vive con su mujer y el menor de sus tres hijos.
La Junta de Tratamiento de la cárcel decidió mantenerle el segundo grado por cinco votos a tres. La resolución defendía que «el interno mencionado está capacitado para vivir en régimen de semilibertad» e incluso «perfectamente preparado para su ubicación total en la sociedad».
No obstante, matiza que, «de llevar esta postura a sus más extremas consecuencias, la imposición del castigo para los autores de este tipo de delitos quedaría impune y se produciría una desigualdad en la aplicación de la ley penal.
Los cinco votos a favor de mantenerle en prisión fueron suscritos por la jurista, la jefa de servicios, el educador, la psicóloga y la trabajadora social. A favor de concederle el tercer grado fallaron el director de la cárcel, el subdirector y el jefe de los servicios médicos. El recurso presentado por la Fiscalía contra este tercer grado se decidirá la próxima semana.
1 comentario
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Aqui los moros antes de irse a Marruecos se dan de alta como autonomos -con toda la familia asi pueden ir hospital de Melilla..., el no-pago de la cuota no es relevantes, ya que siguen de alta incluso años, hasta que desapreceran de la Seguridad Social. Somos tontos de remate.