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La asociación de profesores 'Plis. Educación por favor' ha considerado este sábado que la dimisión del director general d'Educació, Personal Docent, Universitats i Investigació, Miguel Deyà, es «un claro índice del irremediable deterioro de la pusilánime Conselleria d'Educació y del fin político de Nuria Riera».

En un comunicado, esta entidad, que asegura que lucha por una enseñanza no ideologizada, ha asegurado que el cambio de rumbo de la Conselleria d'Educació, Cultura y Universitats «renunciando a la batalla contra la Assemblea de Docents, es inexplicable».

«El Govern decidió cambiar de estrategia justo cuando estaba más fuerte y cuando la opinión pública se había girado en contra de la Assemblea y sindicatos, tras su última fracasada huelga. La sentencia del TSJIB y su correspondiente auto de suspensión no debían haber cambiado el rumbo de su estrategia, ya que sólo afectaba a algunos proyectos lingüísticos, los no aprobados antes del 24 de septiembre. Bastaba con seguir defendiendo sin fisuras el TIL en los demás proyectos para haber ganado la batalla», ha explicado.

Además, relatan que la consellera d'Educació «con una miopía política sorprendente, que está cavando su tumba política, decidió que pidiendo perdón y retirándose de lo que era una dura batalla política iba a conseguir unos meses de paz para preparar elecciones y ganar votantes».

En este sentido, aseguran que sus gestos únicamente pueden interpretarse como «una claudicación del programa electoral, una pose genuflexa ante los radicales y un gesto de cobardía ante todos aquellos ciudadanos que creemos en una enseñanza en libertad», ha manifestado el presidente de Plis, Carlos Serra.

«Si nuestra consellera quiere la paz social y que se gobierne en educación, lo tiene fácil, sólo tiene que poner en lugar de Deyà a Caldentey, a Bardají o a Sastre; será muy popular», han dicho en alusión a los representantes sindicales.

En cuanto a la actitud de la Inspección Educativa, que ha archivado el expediente al director del IES Marratxí, creen que se ha «empeñado en esconder la cabeza en un agujero para evitar los problemas» en el sentido de «no incomodar» a la Assemblea de Docents.

«La anterior consellera, la señora Camps, tenía claras las ideas y las defendía con energía, lo que le había valido críticas, pero también el respeto del ciudadano y había creado en muchos docentes, alejados del maximalismo de la Assemblea de Docents, esperanza en una enseñanza profesional. Ahora estos mismos docentes están desamparados», concluye Plis.