En la igelasia de los Caputxins comieron cerca de 300 personas. | M. À. Cañellas

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Es Navidad, y, aunque muchos no puedan celebrarla con regalos, hay otros que se preocupan porque los más necesitados tengan, como cada noche, una cena. En Can Gazà, salvo por los turrones, se vivió una Nochebuena parecida a cualquier otra, mientras que en la iglesia de los Caputxins se vivió una situación similar, solo que se dio de comer en Navidad.

Cerca de 70 voluntarios, entre los que había rostros conocidos, dieron de comer sopa de Navidad y escaldums a las tres centenas de personas que, por turnos, llenaron la iglesia de Palma