palma report problematica con las calesas de caballos foto miquel a. cañellas | Michel's

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El incidente del pasado viernes, en que una yegua se desplomó, ha reactivado la polémica sobre la conveniencia o no de eliminar las calesas.

Mientras entidades defensoras de los animales recogen firmas para acabar con esta atracción turística tan típica de ciudades españolas, turistas y residentes no se muestran tan categóricos. En los casos consultados se acepta la existencia de este negocio, pero siempre que se cuide y respete a los animales y las autoridades políticas y policiales controlen y sancionen a los responsables si no es así.

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Los caleseros critican que se está fomentando la violencia contra ellos con informaciones que consideraran equivocadas, «hay gente que nos insulta por la calle», asevera Manuel Vargas, quien explica que «la yegua no se cayó por un golpe de calor, se resbaló por la cera de las procesiones de semana santa, que hay más que nunca». Los trabajadores de este sector insisten en que los caballos están bien cuidados, trabajan unas 10 horas diarias los dos meses de más trabajo, junio y julio, y entre 6 y 8 horas el resto del año.

Mientras, el turismo extranjero, el que más reclama este servicio, opina que es una buena idea. Los turistas nacionales, que también estos días patean el centro de Palma por millares, son menos dados a subirse a una calesa, pero no condenan su existencia.

Un residente sí condena el trato que se les da: «yo les he visto darles fuerte con la fusta para que vayan más deprisa y hacer más salidas y he visto a caballos con la lengua fuera a los que no dan de beber hasta que llegan a la parada».