Como en una danza tribal, un puñado de desesperados que están perdiendo el poder a borbotones intentan hacerse fuertes junto al cadavérico José Ramón Bauzá. «No es que le adoren, es que le ven como la última tabla de salvación que les queda». Jamás habrían pensado, omnipotentes como se sentían hace unos meses, que Madrid optaría por los regionalistas y les dejaría abandonados.
Entre los desesperados que se aferran al defenestrado Bauzá, ya en fase de putrefacción política, se encuentra el saltimbanqui Joan Jaume Mulet, exalcalde de Llucmajor. Todo el PP recuerda como hace años era un devoto seguidor de Antoni Pastor cuando aspiraba a la presidencia de Mallorca. Cuando Pastor perdió el pleito interno Joan Jaume buscó el nuevo sol que calentase más. Con el tiempo acabó en los brazos políticos de Joserra, que sin embargo le ha llevado a la derrota en las pasadas municipales.«Lo que pasa es que Joan Jaume ya no tiene a donde ir. No puede hacer piruetas en el aire. La única red que le queda es José Ramón, aunque esta red ya está a ras de suelo».
Otra saltimbanqui de marca es Cati Soler, que acabó muy mal en Felanix, incluso enfrentada al regionalista Biel Tauler, número uno del PP de la localidad. Cati se fue a vivir a Campos, donde también intentó maniobras buscando meterse en el Ajuntament. El problema es que Sebastià Sagreras 'Peixet' le paró los pies y la dejó sin poder hacer el carrerón político campaner. Cati se aferra a lo que queda del boticario del Camí de Son Frau «simplemente para encontrar amigos y no ser borrada por el nuevo signo de los tiempos en el partido».
También Jaume Bauçà, el destroyer de Montuïri, dice que sigue fiel a José Ramón. En realidad pugna por su supervivencia. El hecho de que se postulase como sucesor de Bauzá no ha hecho ni pizca de gracia dentro de su propio pueblo ni entre los auténticos pesos pesados del PP, que ya miran al regionalista Biel Company como futuro presidente tras el congreso del año que viene. Lo mismo puede decirse del cada vez más despistado Jeroni Salom, «que ya no sabe si está en tierra o embarcado».
Pero el dramón más lacrimógeno es el de José María Rodríguez y sus mariachis más incondicionales. Los autores materiales del Isernicidio empujados por Bauzá, saben que Génova los tiene «no ya crucificados, sino cosidos a tachas».
Han de unirse y hacer cuerpo porque cuando llegue la troika Company-Sansaloni-Isern al poder ejecutivo con Maria Salom de reina madre, «habrá llanto y crujir de dientes en el PP-Palma». Los Alvaro Gijón, Sandra Fernández y compañía «han de formar ahora brigada de zafarrancho de combate o los van a borrar del mapa». Teniendo en cuenta además que «Génova se la tiene jurada a José María».
¿Hasta dónde llegará la guerra de guerrillas de los malditos? Los pepólogos auguran que «todo es cuestión de tiempo. La tensión se irá diluyendo con el paso de las semanas y todos se resignarán a su suerte. El tiempo devuelve las aguas a su cauce. Tienen que hacerse a la idea de que la etapa Bauzá ha concluido. Luego ya se verá qué pasa con ellos».
El factor Fuster
Hay otro aspecto que «deberían tener en cuenta todos los que se agarran a Bauzá como a un clavo ardiendo. Con su actitud no le hacen ningún favor al que fue su líder». Este facor es Juli Fuster, nuevo director general socialista de la Conselleria de Salut. A Fuster algunos peperos le han tocado las narices porque es el compañero sentimental de la nueva consellera, Patricia Gómez.
Fuster «es un buenazo al que le gusta trabajar en positivo y que ahora se halla en fase de aterrizaje en su departamento. No es hombre que busque problemas, sólo soluciones. Pero como los peperos le toquen las narices con el asunto de Patricia, podría responder a mandoblazos».
Fuster puede disponer «cuando quiera y si lo desea, de las contrataciones de la farmacia de Bauzá con una residencia de la tercera edad muy próxima que se construyó cuando era el responsable de Urbanismo de Marratxí y cedió el solar para que se construyese». No es la intención de Fuster meterse en estos berenjenales. «Si puede y le dejan se olvidará del tema». Pero «tampoco le hace ninguna gracia que le ataquen por una cuestión sentimental cuando él ya fue director general hace muchos años, antes de estar con Patricia», comenta un socialista.
Por tanto, el baile de los 'malditos' en torno al aún tótem Bauzá debe tomarse «en su justa medida. Luchan para salvarse ellos, no por su expresidente. E incluso podrían perjudicarle aún más si arman un griterío que mantenga a José Ramón en primera línea, expuesto a fuego amigo y adversario».
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