La zona fue elegida en los años 40 del siglo pasado por los franquistas para erigir el homenaje a los centenares de muertos del hundimiento del crucero Baleares en marzo de 1938 por la flota republicana. La izquierda ha sido partidaria de su desaparición, pero, recobrada la democracia, la estructura del monumento invitaba e invita a su transformación en un monumento dedicado a la guerra civil sin distinción de bandos. Hubiera bastado con sustituir la inscripción de exaltación a la marina franquista, hecho que llevó a cabo la alcaldesa Calvo, y sustituirlo por dos años: 1936-1939. Esos ocho números lo explican todo y hubieran dado un nuevo sentido al monumento: el de la reconciliación y el recuerdo.
Lejos de eso, la alcaldesa Calvo optó por colocar una inscripción descontextualizadora y pacifista, de redacción cursi, superficial y baratera. Ha durado poco. Ahora quieren retirar el monumento entero. Se ha perdido una oportunidad. En realidad este monumento es una copia casi exacta del que se inauguró en 1938 en Gettysburg (Pensilvania) en el 75 aniversario de la batalla que decidió la guerra civil norteamericana. En Estados Unidos es un monumento dedicado a los dos bandos. En 1938 el presidente Roosevelt ya veía que se acercaba la guerra en Europa y necesitaba una nación unida para afrontar aquel reto de dimensiones mundiales. De ahí su fuerza.
Aquel monumento de Gettysburg sirvió para cerrar viejas heridas. Años más tarde, las divisiones norteamericanas que se lanzaron en Normandía y derrotaron al nazismo llevaban símbolos de los dos bandos de la guerra civil. Un pueblo reconciliado expandió su sentido democrático de la civilización.
Ahora Cort opta por la tabla rasa. Pero si lo mantuviese quitando los textos cursis en su base y colocase el impresionante 1936-1939 en su pared central, haría mucho más por preservar la memoria histórica que procediendo a su desmontaje y destrucción. Derribar es fácil. Levantar, muy complejo. Una vez hundido el monumento del Baleares, ¿qué otra construcción evocará la contienda civil y el homenaje a todos los que lucharon? Es más: Sa Faixina es suficientemente grande para albergar otro monumento: el dedicado a los defensores de Palma en 1715.
La memoria de los pueblos se levanta desde la generosidad y la devoción a los que lo dieron todo para que esta sociedad pudiera seguir viva. Eso vale para 1936 y para 1715. El derribo es el arma del olvido y, con el tiempo, es la castrante soga de la ignorancia.
14 comentarios
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¿Qué tal una Consulta Ciudadana?
Ala ves!!! Això no fa més que nosa!!. Que posin un arbre al manco farà ombra!!
Tot i que ja ho han dit abans, estic totalment d'acord amb aquest article. Les dates 1936-1939 poden servir pels actuals i pels futurs visitants la bestiesa que suposa una guerra civil. No tots els d'una banda foren dolents ni tots els de l'altra foren bons.
Molt bon escrit, tota sa ravo, no feria falta toma res.basta fe una bona placa.
Absolutamente de acuerdo con "bosinada".La izquierda quiere vivir a costa de cultivar el odio hacia los que no tienen carnet de izquierdas.Nada que ver con el resto de las izquierdas europeas, incluida la griega.En la ultima manifestación a favor de Tsipras en Atenas era todo un océano de banderas griegas mientras que en España se ven banderas de las dictaduras cubanas , venezolanas, ex Unión Soviética, II República comunista, etc.Pero prohiben la bandera española.
buen artículo del señor Riera... Como recuerdan estos fanáticos del Pacte a los talibanes destruyendo monumentos y vestigios históricos. Una auténtica barrabasada que pretende borrar la memoria histórica. Quieren un noticiero de la verdad con web oficial (en Madrid), una historia oficial para contar "su verdad oficial", que nadie se salga del guión. A mi hijo un día que me preguntaba viendo el monumento le conté la historia de aquellos marinos baleares (muchos enrolados a la fuerza de las circunstancias de aquella triste época) cuya muerte causó tanta conmoción en las Islas. Eran muchos y merecen ser recordados, también los soldados republicanos, pues hubo héroes en ambos bandos. Derribar monumentos revela incultura y salvajismo en sus promotores y un profundo sectarismo ideológico. En buena hora enseñan su patita y verdadero lado oscuro. Cuanto odio debe anidar en un ser humano para tomarla con nuestro patrimonio monumental y artístico.
Vergüenza, estos del pacte actúan como talibanes, todavía no dan por finalizada la guerra civil, de pena.
Un buen artículo....Felicidades.
Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy completamente de acuerdo con el Sr. Riera.
Parece no saber diferenciar la intencionalidad histórica del monolito. Habría que ponerse en la piel de los parientes de los fallecidos, represaliados y otros agraviados por la dictadura. No parece ser su caso. En mi opinión, es mejor su completa desaparición. Sería lo mismo que las inscripciones -por ejemplo- relativas a José Antonio y la victoria bélica en las paredes de las iglesias. El monolito es , sencillamente, una muestra del horror y del error de su mantenimiento.