«Fíjese qué ánimo de lucro tan desmesurado», ha ironizado el acusado a preguntas del fiscal anticorrupción Pedro Horrach.
Tal y como ha explicado, conforme pasaban los años las ganancias eran mayores y, a partir de 2008, cuando Torres se quedó solo al frente de la empresa, «fueron mayores los dividendos; eso sí, pagando los impuestos pertinentes».
El inculpado, al ser inquirido sobre si cuando ambos exsocios colaboraban se repartieron dividendos, ha señalado que «cada uno facturaba en función de la dedicación. En el único sitio en el que estábamos al 50 por ciento era en Nóos Consultoría. Por eso le compré sus participaciones».
Según las pesquisas, los fondos que el Instituto Nóos percibió de las Administraciones acabó siendo repartido entre Torres y Urdangarin mediante el giro de facturas falsas de las sociedades que ambos controlaban. Unas facturas que no respondían a servicios realmente prestados, tal y como sostiene el Ministerio Público.
«Tengo unas ganas locas de explicar por qué las facturas no son falsas», ha remarcado Torres en este sentido, aseverando que cuando ambos exsocios habían dejado de colaborar se contrataban mutuamente por servicios de consultoría y «nos facturábamos los servicios correspondientes». «Es lo que siempre he hecho con otros consultores», ha remachado.
El interrogatorio de Horrach a Torres ha finalizado pasadas las 12.50 horas, tras más de diez horas de declaración. Ahora es la letrada de la Abogacía del Estado, en representación de la Agencia Tributaria, quien ha tomado la palabra y ha comenzado a inquirir al acusado.
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