Romero será interpelado de forma presencial sobre hasta qué punto la Casa Real era conocedora de las actividades presuntamente irregulares desplegadas por la entidad presidida entre 2003 y 2006 por el exduque de Palma. Del mismo modo, este jueves está citado el empresario Miguel Zorío.
Tras la comparecencia, este miércoles, del que fuera secretario personal de las Infantas durante más de veinte años, Carlos García Revenga, Romero deberá explicar su papel en el marco de hechos. Durante su declaración ante el juez José Castro, el Conde de Fontao recordó cómo en septiembre de 2005 propuso a la Casa Real varias consideraciones encaminadas a que el exduque se abstuviera de participar en la gestión comercial o mercantil de cualquier tipo de entidad.
Y ello después de que a mediados de ese año surgiesen «rumores» de que el marido de la Infanta Cristina estaba llevando a cabo actividades económicas cuya licitud no puso en duda pero que podían ser contrarias a las pautas institucionales fijadas en la Casa Real.
Unas pautas que, especificó, establecen que los miembros de la Familia Real «no deben aprovecharse» de su situación de privilegio institucional para realizar actividades, que le estarían permitidas a cualquier otra persona pero que eran incompatibles en este supuesto.
No era aceptable
Según el Conde de Fontao, la fórmula jurídica de Nóos, tal y como trasladó a la Casa Real, no era aceptable puesto que se trataba de una entidad de carácter asociativo formada simplemente por Urdangarin y su exsocio Diego Torres, al tiempo que consideró rechazable la prestación de servicios de consultoría mediante la provisión de análisis y reflexiones a entidades públicas o privadas, con la fijación de un precio de por medio.
El exasesor jurídico aseguró, sin embargo, que «jamás» ha intervenido en la creación de las entidades vinculadas al conglomerado Nóos como tampoco conoció ninguno de los contratos celebrados por ellas, las cifras manejadas ni el detalle acerca de cómo el Instituto Nóos estaba internamente organizado.
Sobre la formalización de la Fundación denominada Areté tras la desvinculación de Urdangarin de Nóos, Romero manifestó que esta entidad se formalizó sin su previo conocimiento como tampoco de la Casa Real, lo que llevó a Romero a neutralizar esta iniciativa tras percatarse de que Areté reproducía las notas características que habían inspirado el funcionamiento del Instituto Nóos, con un marcado carácter mercantil y lucrativo.
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