Miquel Vidal. | Teresa Ayuga

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Miquel Vidal vive horas de gloria. Empezó como un presidente provisional a la espera de un nuevo congreso pero los avatares de la política y con la imposibilidad de formar Gobierno en Madrid le han asentado en el cargo. Su problema era que no podía remover sillas de la dirección del partido y, por tanto, se sentía débil en el cargo. Pero esto se ha acabado. Madrid le ha investido de presidente a todos los efectos. Con mando en plaza. Tiene previsto demostrarlo en la Junta Directiva de este miércoles, donde enseñará, finamente, la navaja del poder.

Se comenta en el PP que uno de sus primeros pasos serán «algunas renovaciones» precisamente en la Junta Directiva, donde irá colocando a elementos de su confianza, probablemente algún alcalde que no forma parte de este órgano. Eso implica que también habrá salidas. El que tiene todos los números para agarrar puerta en primer lugar es Manu Onieva, exalcalde de Calvià, que ha quedado completamente descolocado, no tiene apoyos en el partido y está de capa caída. Además, cuando ejerció de alcalde acabó peleado con su padre político, Carlos Delgado. Es una presa fácil para Vidal, pero así comenzará a dar ejemplo y demostrar al personal quién manda ahora.

Otro que anda algo tocado es David Alonso, que fue candidato del PP a la Alcaldía de Pollença tras cargarse José Ramón Bauzá al exalcalde Tomeu Cifre. Se comenta que Vidal no va de Alonso, aunque es consciente de que Pollença es territorio resbaladizo y que tiene que actuar con mucho más tacto.

Ya mirando más a la larga, el pichón favorito de Vidal se llama Antoni Deudero, presidente del Comité de Derechos y Garantías y expedientador compulsivo. A Vidal, hombre de diálogo, no le gustan los expedientes gratuitos. Quiere romper con la época de José Ramón Bauzá, donde los expedientes estaban en el orden del día. Le gustaría un presidente de Comité de Garantías más contemporizador, más humano, más hábil, y si fuese regionalista, mucho mejor. Así se podrían cerrar traumas internos como los expedientes a Aina Aguiló.

Por otra parte, Vidal da ánimos a Mateu Isern para que defienda con fuerza su revalidada candidatura al Congreso. Isern sabe que los rodriguistas no le quieren, pero tiene al presidente del partido a su lado. Un presidente que desde que ha obtenido permiso de Madrid para cortar el bacalao le está tomando mucho gusto al cargo.

Así, en la listas al Congreso y al Senado no habrán, en principio, grandes cambios. Solamente sale Antònia Fornari como candidata suplente al Senado. Pero si no hay terremoto de última hora los titulares siguen en sus puestos.