La abogada de Manos Limpias, Virginia López Negrete, durante una de las sesiones del juico por el caso Nóos. | Joan Torres

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Las conversaciones telefónicas intervenidas al presidente de Ausbanc, Luis Pineda, revelan su desprecio a la abogada de Manos Limpias en el caso Nóos, Virginia López Negrete, por su excesivo protagonismo, hasta el punto que afirma: «Hay que anularla, además de vez en cuando humillarla un poco».

El sumario de sobre las supuestas extorsiones de Ausbanc y Manos Limpuas a bancos y empresas recoge horas de grabaciones de las conversaciones de Pineda, varias de ellas relativas al caso Nóos, en el que intentaba dirigir la actuación de Manos Limpias mientras negociaba la posible retirada de la acusación.

Entre esas conversaciones hay una del 7 de enero, pocos días antes de que se celebrara la vista de cuestiones previas del juicio de Nóos, en la que el presidente de Ausbanc pide a su colaborador Francisco Javier Castro-Villacañas que vaya a Palma de Mallorca junto al secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernad.

El problema, según su interlocutor, es que Bernad «no hace ni puñetero caso a nadie».

Virginia López Negrete

Por ello, Pineda le pide que esté con él, «sobre todo para que no deje hueco a esta hija puta», en referencia a la abogada, pues estaba convencido de que quien tenía que hablar era el secretario general de Manos Limpias y no ella.

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«No se la puede dejar ese minuto de gloria coño, no se la puede dejar, hay que anularla, además de vez en cuando hasta humillarla un poco, haga lo que se la mande, porque cada vez que hace algo que no se la manda me mete en un lío, porque parece que es torpe, corre esa voz», subraya Luis Pineda.

Por ello, insiste a Castro-Villacañas en que vaya y ejerza de director de Comunicación, porque «Miguel hace lo que quiere salvo que alguien le ayude"

El presidente de Ausbanc se muestra obsesionado con controlar la comunicación, con que López Negrete no hable y con que tenga claro que va a hacer lo que se le mande. «Ella que se coma la sesión», dice.

«Dile a Miguel que lo que lo tiene que dejar muy claro, porque esta tía se ha aprovechado de él, de mí y de todo dios», añade.

Dos días después vuelven a hablar y Castro-Villacañas le pasa el teléfono a Bernad, si bien avisa para que hablen «por teléfono lo mínimo».