Por sectores, los trabajadores de la industria son los que más horas extraordinarias realizaron en 2015, con 11,97 horas por ocupado, frente a las 6,51 horas de la construcción y las 6,18 horas de los servicios.
En términos absolutos, el sector servicios es el que acumula más horas extraordinarias remuneradas, con más de 75 millones, el 66,3% de todas las horas extra realizadas en España el año pasado. A continuación se sitúan la industria (29 millones) y la construcción (7 millones).
La cifra de horas extra registró nivel más alto en 2008, cuando se superaron los 176 millones, descendiendo hasta los 100 millones en 2013, tras cinco años de caídas consecutivas.
Sin embargo, las horas extraordinarias remuneradas comenzaron a crecer en 2014, con un incremento interanual del 11,3%. En 2015 se registró el incremento más pronunciado del periodo 2008-2015, con un 12,8%.
7,08 HORAS EXTRA POR TRABAJADOR
Según el informe de Randstad, realizado a partir de datos de la Encuesta Trimestral de Costes Laborales del INE, en 2015 se realizaron una media de 7,08 horas extraordinarias por trabajador, frente a las 6,75 horas de 2015. En 2008 se rozaron las 9 horas extra por cada profesional ocupado.
El director de Relaciones Institucionales de Randstad, Luis Pérez, ha advertido de que, aunque las horas extra son una forma de flexibilidad interna de las empresas para cubrir necesidades adicionales, abusar de las mismas puede conllevar una reducción de la productividad del trabajador, por lo que pueden resultar contraproducentes para la compañía.
Como alternativa, Randstad sugiere la incorporación de trabajadores a tiempo parcial o de forma temporal, pues con ello «se garantiza un máximo de productividad de los empleados y se aseguran los derechos y las condiciones laborales de los trabajadores externos».
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La industria lidera el cómputo de horas extraordinarias por un motivo evidente, la desorganización y la absoluta falta de planificación. Somos líderes en reuniones y más reuniones que no sirven absolutamente para nada, los resultados están ahí. Esto se amplifica de modo exponencial si se trata de grandes empresas, dirigidas a distancia desde la capital y con multitud de cargos duplicados que en lugar de aligerar hacen lo contrario en el trabajo. Definitivamente no somos competitivos en gran parte debido a la mala organización empresarial. España tiene grandes profesionales que debido a este despelote empresarial no pueden trabajar con libertad y dar el máximo rendimiento que podrían dar.