Hace justo un siglo que el Mar Balear era un escenario de primer orden de la Gran Guerra, y eso que se trataba de una zona de exclusión. Un total de veintiocho barcos reposan frente a las costas de las Islas, hundidos por la acción de los submarinos alemanes para cortar los suministros a los países aliados; sólo de junio a setiembre fueron abatidos veinte. Los barcos procedían en la mayoría de los casos del norte de África. Las acciones bélicas se extendieron también frente a las costas catalana y levantina.
«El contrabando de guerra facilitó el desplazamiento del conflicto hacia el Mediterráneo occidental, una zona en la que Alemania no tenía ningún aliado. Sólo March les podía ayudar», asegura el historiador Pere Ferrer, que ha estudiado en profundidad el papel del financiero mallorquín durante la contienda.
El papel de March es determinante para entender qué sucedió entre los meses de mayo a septiembre de 1916, meses en los que la acción de los sumergibles alemanes era casi diaria, toda vez que el magnate mallorquín «suministraba combustible en alta mar, a través de sus barcos de la Isleña Marítima, a los submarinos, mientras que con las barcazas de contrabando les acercaba agua y alimentos en las inmediaciones de las islas de Dragonera y Cabrera», apunta Ferrer. Unos servicios que, como es lógico, le generaban pingües beneficios al magnate y le garantizaba la inmunidad de sus barcos que traficaban tabaco desde Orán. Sin embargo, no tardaron en llegar los problemas.
El papel de March había generado las suspicacias de la armada gala, que denunció la situación a sus aliados británicos. Desde el Almirantazgo se presionó tanto a March como al Gobierno español para que cesase la colaboración con Alemania ya que vulneraba la neutralidad de España en la Gran Guerra. El protagonista, como es obvio, negó cualquier tipo de implicación a pesar de que eran conocidos sus contactos con el vicecónsul alemán en Palma.
El Gobierno reaccionó con la expropiación de Cabrera, pero March no cejó en su empeño de obtener rédito de la situación y decidió ofrecer sus servicios a los dos bandos, entre otras razones para poder liberar parte de la flota que le había inmovilizado Gran Bretaña en Gibraltar.
Este cambio de estrategia es perceptible a partir del mes de octubre de 1916, cuando comienza a caer el número de acciones de los submarinos alemanes, de cuyas rutas y ubicación informaba con detalle a Londres. Mientras, March sigue avituallando de víveres y combustible por medio de sus barcos nodriza a los submarinos alemanes que recalaban cerca de Balears, «un doble juego del que creo que tanto Alemania como Gran Bretaña era conocedores», apunta Pere Ferrer.
13 comentarios
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¿No será 1936? En 1936, se enviaron dos submarinos al Mediterráneo en la Operación Úrsula tanto para apoyar a las tropas sublevadas en la Guerra Civil española, como para el propio entrenamiento de las dotaciones, hundiendo el U 34 al submarino republicano C-3 frente a Málaga el 12 de diciembre de 1936.
¡Y dale! ¡¡Que han pasado 100 años!!! Y agua pasada no mueve molino. O no debería mover. ¡Porque cuanta gente se empeña en vivir del pasado en vez de mirar el presente y el futuro!!
Independientemente de lo que significó March, las filmaciones me parecen un documento histórico interesantísimo.
Efectivamente. Y no sólo eso. ¿Has oído a algún Govern Balear proponer que le quiten el nombre? ¿Y a los de la memoria histórica? ¿Y a los de Arca? ¿Y sabes por qué? Porque en Mallorca somos unos vendidos y unos cobardes interesados.
¿El último pirata del Mediterráneo?
hoy en el mundo la situación más peor que en el 1916
En la mafia todos se hacen así mismos y no por eso babeamos. Debes ser fan de Mariano.
a part de banyut, bon al-lot i faner, tot un referent.......
Pan y aguados, sí, ¡pero con dignidad!
Cuanta envidia hay a MARCH un hombre que se hizo así mismo. Que vais a entender de eso unos pan y aguados.