Mariano Rajoy. | Tarek

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Si Mariano Rajoy fuese Adenauer, o De Gasperi, o Hellmuth Koll, no habría duda. Actuaría con serenidad, frialdad y sentido suprapartidista de Estado. Recibiría en Moncloa a Javier Fernández, presidente de la gestora socialista, postrado a sus pies y ofreciéndole la abstención del PSOE para que saliese investido presidente. Si Rajoy fuese Adenauer haría que Fernández se levantase y le daría un abrazo de reconciliación. También mandaría que se retirase la acompañante de Fernández, la sultana andaluza Salomé Díaz, portadora de una bandeja de plata con la cabeza de Pedro Sánchez dentro, en señal de pleitesía.

«Ha llegado la hora de la reconciliación y de altura de miras», diría Adenauer. Y aceptaría la propuestes de Javier Fernández de ser proclamado presidente a cambio de que no hubiese terceras elecciones. Adenauer comprendería que una tercera cita electoral le daría más diputados y aparentemente más poder, pero también supondría el hundimiento del PSOE y regalar a Podemos la jefatura de la oposición, ya con capacidad de absorber al grueso de los socialistas como han hecho con Izquierda Unida.

Adenauer preferiría gobernar con lo que tiene ahora Rajoy, un equilibrio aparentemente precario, pero muy sólido porque el PSOE postfuneral de Sánchez necesita mucho tiempo para rehacerse y ahora su estabilidad pasa por posibilitar la gobernabilidad del PP, incluida la aprobación de los presupuestos y lo que se tercie durante prácticamente una legislatura.

Pero Mariano, que las ha pasado canutas estos últimos años desde que le pillaron con los SMS de Bárcenas, no tiene ni humor, ni ganas, ni paciencia para ser Adenauer. Y su partido menos. Los peperos tienen ganas de batalla, Son gente peleona. No están en política para hacer sesudos análisis, sino porque les va la marcha. Les gusta más un follón que una tarta de chocolate. La esencia hispánica (en los dos bandos), es así.

Por tanto, es posible que Rajoy haga la comedia de recibir al arrastrado Javier Fernández y de escucharle. Pero relamiéndose la lengua y disfrutando por dentro como un poseso. Es posible que vaya arañando días pensándose y aparentemente discutiendo la propuesta del presidente de la gestora. Haciéndole ver que la podría aceptar. Pero lo que le pide el cuerpo es, en el último minuto antes de que se agote el plazo que dará paso a la convocatoria de terceras elecciones, es pegarle una patada cual balón de fútbol a la cabeza de Sánchez que le ofrece sumisa Salomé Díaz hasta sacarla por una ventana de Moncloa. Y luego mirar a los suyos y gritar: «¡A por ellosh, oé!» y lanzarse de frente hacia las terceras elecciones para aplastar a la izquierda sin importarle ni sorpassos ni el hecho de que el PSOE era hasta ahora un pilar de la democracia española.

Es el espíritu de la 13 División del general Fernando Barrón Ortiz, la que más bajas tuvo en el bando nacional durante la guerra civil, en Brunete, en Belchite, en Lleida, en el Ebro....Los conocían como la Mano Negra por su empuje y combatividad. Atacaban primero los tanques y luego saltaba la infantería. pero al llegar a las trincheras enemigas la infantería ya iba por delante de los tanques con el escapulario de detente bala colgado del pecho y cargando como posesos a la bayoneta. Les podía más la pasión que la cabeza, por eso tuvieron durante la contienda un número espantoso de caídos....y de victorias.

Es muy probable que dentro de poco asistamos a un arrebato pasional semejante. Ni Adenauer, ni puñetas, ni cursiladas. A la carga. El PP ve 160 diputados el 18 de diciembre y al Naranjito de rodillas. Ven el objetivo en lontananza y la posibilidad de alcanzarlo. Lo demás les importa un cuerno. Mariano pasa de sutilezas políticas y de visiones de Estado grandilocuentes. Pasa y se cachondea de la autohumillación de Fernández y de la palangana sanguinolenta de la reina mora Salomé.

Rajoy hará unas semanas de comedia con el llorón de Asturias, lo toreará y lo timará. Pero cuando se haya confiado, le hará la pirula, le presentará como el culpable de la ruptura y saldrá del parapeto con toda la tropa detrás hacia las trincheras adversarias. Objetivo: 18-D y lamer la mayoría absoluta con un par.... Lo demás es un culebrón lacrimógeno de telecomedia sudamericana. A Roma a por todo..