Francina Armengol y Francesc Antich. | Joan Torres

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Se acerca, implacable, la gran cita de este domingo: la reunión en Ferraz del Comité Federal del PSOE para decidir si se abstienen en la investidura de Mariano Rajoy y, «lo que es peor», la manera de hacerlo y de venderlo a su partido y a la opinión pública, sobre todo de izquierdas, «que está trinando». Estos tres partidarios convencidos del «no es no» son la actual presidenta balear, Francina Armengol; el expresident Francesc Antich y la actual secretaria de organización del PSIB y diputada autonómica, Bel Oliver. Saben que están en minoría y que la apisonadora andaluza no quiere ni heridos ni prisioneros. Las mesnadas de Susana Díaz irán a arrasar. Eso significa que «exigirán disciplina de voto» y que hasta el último mono se abstenga de rodillas ante Rajoy.

Los tres mallorquines se opondrán, al igual que los catalanes y de gentes de diferentes autonomías. «Pero estamos en minoría». La única tabla de salvación «es que consigamos que al final sólo se produzca la abstención de once diputados. Los justos. Eso permitirá que mucha gente salve la dignidad. Pero los andaluces no quieren. Reclaman que todos pasemos por el tubo». Por tanto, habrá que ver qué hará el diputado Pere Joan Pons, que se ha conjurado desde hace meses para votar «no». Todo indica, ahora mismo, que los mastines del Guadalquivir le harán tragar aceite de ricino y abstenerse, «aunque todavía hay margen para buscar una solución menos vergonzosa».

Entre los mallorquines hay estupor por la chulería andaluza. Son los artífices del golpe contra Pedro Sánchez y se cierran en banda a cualquier tipo de negociación con sus compañeros, «como si fueran posesos».

Dos factores parecen ser determinantes para explicar la prepotencia cerril andaluza. El primero es interno. Llevan en el poder autonómico más de tres décadas y están atrapados por escándalos de los ERE o los cursos de formación. Son centenares de millones de euros que bailan. La faraona de Sevilla tiene a sus dos padres políticos, Chaves y Griñán, imputados y empapelados. Salvar a Rajoy le da oxígeno para negociar con el PP y tener más fuerza para salvar los muebles ante la Justicia. «Necesitan a Rajoy para que los muebles no se les hundan. Por eso pactan con el presidente en funciones poniendo los pantalones sobre el mostrador».

Pero hay otro factor objetivo que «también lleva el sello de Mariano». Los andaluces están «obsesionados con la idea de la unidad de España». Saben que una ruptura con Catalunya supondría una menor financiación para Andalucía «y eso les saca de quicio». Esta ha sido la gran jugada de Rajoy. Durante mucho tiempo el PSOE ha tenido éxito porque era el partido que más se parecía a una España diversa, pluricultural y de alma federal con discursos muy adaptados a cada comunidad. «Pero Rajoy ha sabido romper con todo eso. Ha convertido el españolismo de tablao flamenco en ideología militante, como ocurría en otros tiempos muy negros, y ha arrastrado a parte del PSOE meridional, rumbero y enloquecido por el caso ERE con esta estrategia meditada y calculada».

La habilidad de Rajoy ha sido pinchar a los catalanes mediante el Tribunal Constitucional hasta hacerlos estallar y reclamar la independencia. Los soberanistas catalanes habían llegado a un acuerdo con Zapatero: reforma de su Estatut, su reconocimiento formal como nación y...se quedaban en España, tan contentos. Lo aprobaron por referéndum. «El acuerdo se habría sellado, como máximo, con un concierto económico parecido al vasco». Pero Rajoy no paró hasta que el Constitucional derrumbó la parte fundamental de la reforma estatuaria. Sabía que así perdería fuerza en Catalunya, pero que la recuperaría con creces en muchos otros sitios. El españolismo como ideología «ha sido fomentado por el PP y ha abierto brecha en el sur subsidiado. Ya se vio tras las elecciones del 20-D Susana Díaz impuso líneas rojas e Impidió el pacto de Sánchez con los catalanes (¡que los volvía a integrar!) y llevó la coyuntura española al bloqueo. La sultana andaluza se convirtió en una marioneta de la Moncloa del PP. Rajoy había ganado».

Ahora Armengol, Antich y Oliver ven imposible convencer a la tropa andaluza de que el «no es no» es el camino más lógico para salvar el PSOE, al menos cómo se le ha conocido hasta ahora. Temen una desbandada de militantes a partir del próximo lunes. Y temen también que Rajoy disuelva las Cortes dentro de poco tiempo y les aboque a una catástrofe electoral sin precedentes en plena fuga de afiliados. Pero en su conjunto este problemón es demasiada carga para los tres mallorquines que estarán en Ferraz.Pero con la sultana Susana no se juega. Rajoy, manejando sutilmente a Susana y con González de maestro de ceremonias han hecho papilla al PSOE. ¿Quiere eso decir que el PSIB debe buscar su propio camino como, sin duda, ya lo está valorando el PSC?