José María Rodríguez. | Efe

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«No hay manera. Les tiemblan las piernas como a una bailarina de ballet en un borbardeo de saturación», se comenta en el PP. Nadie se atreve a colocarle el cencerro a José María Rodríguez exigiéndole que ya no puede hacer de toro bravo y que tiene que quedarse en su casa cuando haya actos de partido. Tienen que jubilarlo cueste lo que cueste, pero no saben cómo. Su presencia en la mesa presidencial de la cena de Ses Salines, celebrada el pasado viernes, cuando tiene sobre su cabeza medidas cautelares del juez que le impiden acercarse, por ejemplo, al consistorio palmesano, ha desatado todo tipo de comentarios entre los populares. «¡Estaba en la misma mesa que Miquel Vidal. Y menos mal que no había concejales de Cort, aunque sí de otros municipios!». El problema es que «nadie se atreve a colocarle el cencerro a José María. No hay arrestos para intentarlo. Sólo la idea de que alguno tendría que intentarlo les produce dolor de vientre».

Tal tarea corresponde a los cuatro generales del partido. Uno por uno tienen sobrada autoridad para decírselo, aunque sea poniéndose casco de sparring en un entreno de boxeadores. Se dice que aunque fueran los cuatro juntitos y metidos en un carro de combate no se atreverían a recitarle la «Oda a la vida retirada» de Fray Luis de León: «¡Qué descansada vida / la del que huye del mundanal ruido...».

Y si no hay estómago para recitarle al fraile, «¡mucho menos son capaces de indicarle que le van a suspender de militancia!» El alto mando está compuesto por Miquel Vidal (presidente balear), Sebastià Sagreras (secretario general), Jeroni Salom (presidente de Mallorca) y Biel Matas (coordinador general). Cualquiera de ellos tiene autoridad sobrada para decirle a Rodríguez que «no vayas a fiestas, que ya hay demasiado cachondeo hombre...». Pero lejos de eso, «¡ni le aplican el Código Ético, ni gaitas!». Esperan a que se resuelva el recurso de Rodríguez ante su señoría por las medidas cautelares....ganan tiempo y les produce pavor el asunto.

Además, a Miquel Vidal no le interesa armar ahora camorra (al menos eso aparenta). Resuelto el Gobierno de Rajoy, el próximo paso es el congreso nacional, paso previo al regional. Vidal quiere paz y no quiere salir lleno de arañazos en una pelea con Rodríguez. Espera que el asunto se resuelva como cae la fruta madura. Pero pasa el tiempo...y José María va donde le da la gana y hace lo que quiere. Y mientras, los cuatro generales continuan agazapados en la trinchera esperando que la tormenta escampe. El rugido del león de Daia Nova provoca más pánico que mil relámpagos en una madrugada sin techo.