Imagen de la jornada de este martes en el Parlament balear. | Pere Bota

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Este martes hubo movida de la buena en el Parlament. Primero, y dentro del pleno, el PP le armó un cacao al líder podemita Alberto por su antigua productora televisiva Quindrop, contratada por IB3. Acto seguido, la diputada expedientada de Podemos Montserrat Seijas anunció en los pasillos a bombo y platillo que se iba al juzgado para denunciar que dentro del Grupo podemita le habían suplantado su firma electrónica en unas preguntas sobre sanidad. Tachó de «estalinista» tal acción. En Podemos se vive ambiente de purga.

Los nervios estaban a flor de piel. El resto de los partidos de izquierdas miraban boquiabiertos el espectáculo, sin acertar a decir ni media. En esto saltó a la palestra la diputada anticapitalista Laura Carmargo para, ante una legión de cámaras y periodistas, defender a su compañero Jarabo asegurando que éste se desprendió en su momento de todas las acciones de Quindrop. A su vez, señaló que la supuesta suplantación de la firma electrónica de Seijas se debió a «un error administrativo».

Camargo también quitó hierro al hecho de que la mujer de Jarabo, Marta Hierro, trabajase como autónoma para Quindrop. Según el PP, a Quindrop la tratan igual en IB3 que si fuese la Metro Goldwyn Mayer con la cara de Jarabo en lugar de la del león.

Cabe recordar que el último director general de IB3 fue designado tras alcanzarse un difícil consenso de las formaciones de izquierdas. Nadie deseaba un guirigai de estás características que, al fin y al cabo, les afecta a todos. El Ente debía ser el buque insignia de la transmisión de los valores del pacto a al balear, fuente cristalina de tolerancia, por encima de partidismos y de luchas intestinas. Pero la dura realidad está exhibiendo un panorama diferente. Más confuso y más subterráneo, con el PP poniéndose las botas.

Efectivamente, la lucha interna en Podemos tras la traca Huertas-Seijas produce euforia pepera y desazón entre PSIB y Més, que se huelen temblores sísmicos aún más fuertes, que están por venir. Xelo Huertas resiste como presidenta del Parlament pese a las embestidas. Para acabar de liarla, Seijas se ha lanzado a la carga guardándole el flanco. Ya hay juzgados de por medio.

Por su parte, Jarabo, Camargo y sus compañeros parecen desconcertados. Y a ello ha venido a sumarse el asunto Quindrop, cuyo nuevo socio sustituto de Jarabo también fue candidato de Podemos. Hay mucha salsa en este plato. Una simple movida puede salpicar a mucha gente.

Mientras, dentro de Podemos hay debate y se está a la espera de acontecimientos. Huertas aún no ha desplegado toda su artillería pesada. Espera a tener la luz verde de sus abogados. Está muy herida porque jefes madrileños de Podemos la tacharon prácticamente de corrupta tras escuchar el informe Jarabo. Y todo porque «habría presionado» para que le diesen la subvención al científico Bachiller. Es cierto que está en juego el apoyo de Podemos a los presupuestos del Govern. Pero los medios utilizados por Jarabo son, como mínimo, expeditivos y ausentes de formas. Ha dado la oportunidad a Seijas de sacar a la palestra el «estalinismo».

La clave está en Xelo, en si decide llevar el asunto de su expediente a los tribunales por calumnias y si, como consecuencia, se ven implicados en el papeleo judicial algunos jefes podemitas de Madrid. De ser así, Huertas podría saltar a la fama a nivel nacional, paseando su persecución y derribo por las televisiones de la capital.

Si eso acontece, sería una gran victoria para ella. Por un lado, y pese a estar suspendida de militancia, conserva el apoyo de parte del partido, sobre todo en Palma y en otras localidades. Y por el otro, si Pablo Iglesias y sus pretorianos ven que el escándalo balear va a mayores y les hace algo más que cosquillas, tal vez decidan atajar la hemorragia nombrando una gestora. Eso supondría apartar a Jarabo de la dirección, por muy amigo de Pablo Iglesias que sea. ¿Va por ahí la jugada? Dentro de unas semanas tal vez los indicios comiencen a cristalizar.