Fotografías de archivo de los representantes del PSC José Zaragoza y Pere Joan Pons, que se han convertido este miércoles en los dos primeros diputados 'díscolos' del grupo socialista en ser apartados de puestos de máxima responsabilidad. | Efe

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Desde la recuperación de la democracia en 1977, jamás un diputado balear había sido represaliado por sus jefes que cortan el bacalao en la capital. Tal honor corresponde al mallorquín Pere Joan Pons, que ha sido destituido de la portavocía de la Comisión de la Unión Europeo en la carrera de San Jerónimo. Su 'crimen' ha sido mantenerse leal a sus promesas electorales y al compromiso con sus votantes, negándose a abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy, pronunciando un 'no' rotundo y solemne que llenó de orgullo a todos los socialistas baleares. La ibicenca Sofía Hernanz hizo lo propio, demostrando que el PSIB es un puño cerrado que no se arrodilla ante el imparable proceso de susanización petenera, de castañuela y zapatos de topos, de un partido centenario, valeroso, que ha superado con dignidad traumas, represiones y persecución a lo largo de su historia.

En esta vida no hay mayor orgullo ni mayor gloria que tener la conciencia tranquila. Y mucho más en política. A Pons le han intentado humillar apartándole de un carguito cuando en realidad los entreguistas que controlan ahora el Grupo Parlamentario Socialista le han hecho en realidad un homenaje. El partido socialista solamente resurgirá de su actual y patética coyuntura teniendo que confiar en quienes no se han plegado a los intereses de Felipe González y de su muñeca Susana, que padece una fase de autismo político, de falta de clarividencia tras la imputación de sus padres profesionales Chaves y Griñán.

«Vísteme despacio, que tengo prisa», afirmó Susana hace unos días en televisión. Con esta frase intentó escurrir el bulto y no aclarar si se presentará a la secretaria general del PSOE, que ni tiene fecha ni, en estos momentos aciagos para ellos, ni ilusión, ni esperanza. La altura intelectual del «vestir y del coser», que utiliza Susana es en realidad lenguaje de mayordomos. Pase que la andaluza tenga una visión corta de la teoría política, pero es que encima le falla el subconsciente. Su estilo de mayordono es una apelación subliminal a que al PSOE le aguarda un presente y un futuro subordinado del PP. ¿Es esta la obsesión por la mayordomía que afecta a Susana?

En este contexto, personas como Pere Joan Pons, como Sofía Hernanz y en vanguardia como Francina Armengol le harán mucha falta al PSOE cuando supere la actual situación de pena, penita, pena. Pons es ahora un represaliado (a la espera de que lo ratifique la gestora controlada por Susana). Pero dentro de pocos años será uno de los valientes que se negaron a hincar la rodilla ante una tesitura vergonsoza. Y es posible que el PSIB, con Francina al frente, tenga mucho que decir cuando haya que reconstruir un partido despedazado por Susana y un desnortado y derechizado Felipe.

Jamás un grupo de obcecados que se dedican a represaliar a sus compañeros ha tenido futuro. Y menos en la izquierda. Apoyar a Pons en Balears va mucho más allá de ideologías o partidismos. Cuando la cúpula de Madrid castiga a un isleño, en realidad le honra ante todos sus conciudadanos, sean quienes sean y piensen lo que piensen.