Vicenç Massip, junto a su mujer, Bàrbara Ferrer, que permanece ingresada en Son Espases. | Jaume Morey

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«Estoy muy enfadado. Quiero que la gente sepa que mi mujer, tras sufrir una caída en la que se golpeó la cabeza, tuvo que esperar más de cuatro horas para que la viera un médico en las Urgencias de Son Llàtzer y que podría haber muerto», denuncia Vicenç Massip Vallori.

El pasado día 23 de noviembre, Bàrbara Ferrer Ferrà, la mujer de Vicenç, de 71 años de edad, se cayó de espaldas y se golpeó la cabeza. «Rápidamente, cogimos el coche y nos fuimos a las Urgencias de Son Llàtzer», relata su marido.«Sobre las 13.30 horas, una enfermera vio a mi mujer, nos hizo una serie de preguntas sobre cómo había caído, cómo se encontraba... y nos mandó a la sala de espera, porque consideró que había casos más urgentes que atender», explica Massip. A las 15.30, el marido de Bárbara fue a atención al paciente a reclamar, «no encontraba lógico que dos horas después a mi mujer todavía no la hubiera visto un médico», reconoce.

Pasaron varias horas más y sobre las 17.30 horas el médico examinó a Bàrbara y decidió que se le realizan varias pruebas, entre ellas, un TAC. «Cuando mi mujer volvió de la prueba quedó en coma. Todo el mundo se movilizó y me dijeron que tenían que trasladarla a Son Espases», relata Massip. La paciente entró en el quirófano de Son Espases a las 22.10 de día 23 y salió del quirófano cerca de la una de la madrugada del día siguiente. Ha tenido que permanecer en la UCI hasta el domingo, día que la pasaron a planta. Vicenç Massip y su familia están valorando la posibilidad de denunciar a Son Llàtzer.

El gerente de Son Llàtzer, Xisco Marí, indicó este lunes que están estudiando lo sucedido con Bàrbara.