José Vicente Marí, Agueda Reynés, MIquel Vidal, Santi Marí, Sebastià Sagreras y Marga Prohens, el domingo, en la Caja Mágica. | Pedro Aguiló Mora

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Con la clausura del 18 Congreso Popular celebrado este fin de semana en Madrid se inicia la cuenta atrás para el cónclave regional que, en teoría, debe poner orden en la desarbolada nave conservadora balear. Finiquitado el encuentro madrileño, la dirección del PP en las Islas ve como se esfuma el último pretexto para no entrar a fondo en los pormenores de un congreso regional que se presenta traumático.

Tras el discurso pronunciado este domingo al mediodía por Mariano Rajoy en la Caja Mágica también se dan por agotadas las excusas de los pre candidatos en liza. Meridianamente clarificadas las aspiraciones de José Ramón Bauzá, Aina Aguiló y Jaume Bauçà, se espera que en los próximos días Biel Company anuncie lo que es obvio: que los movimientos que ha realizado los últimos meses en forma de reuniones, contactos y berenars no tienen otro objetivo que el de presidir el PP en Balears.

Al margen de quien gane el cónclave del próximo mes de marzo, lo que sí es indiscutible es que el señalado tendrá por delante una ardua tarea. Tal y como se ha evidenciado estos últimos días en Madrid durante la celebración del congreso nacional, la desunión del partido es palmaria y la integración de las candidaturas eventualmente perdedoras, a día de hoy, tiene difícil encaje en el proyecto ganador. Este enconamiento de posiciones, principalmente las defendidas por Biel Company y José Ramón Bauzá, es el principal temor de buena parte de los 120 compromisarios que han conformado la delegación balear.