Imagen de la página web de Airbnb.

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La entidad conservacionista Terraferida ha asegurado este martes que Airbnb ofrece 14.858 alojamientos en alquiler en Mallorca, que suponen 109.133 plazas, según datos actualizados de este mes obtenidos de InsideAirbnb.

Terraferida ha señalado en un comunicado que si en enero del año pasado los alojamientos de alquiler turístico que Airbnb ofrecía en Mallorca eran 11.271 alojamientos, en la actualidad son un 31,8 % más.

El total de plazas ofertadas por la multinacional sube a 109.133, un 38,9 % más que a principios del año pasado, según Terraferida.

Terraferida considera «impactante» que si en 2015 hubo 550.283 estancias, en 2016 se duplicaron, alcanzando las 1.153.772, un incremento del 109 % en un año que califican de extraordinario indicador de saturación que indica que «la masificación de 2016 no era una sensación subjetiva».

Terraferida ha señalado que la empresa ha empezado a informar sobre las licencias de las viviendas y especifica que 350 alojamientos de los que ofrece cuentan con ella o están en trámite de conseguirla.

La entidad ha subrayado que «es sólo un 2,3 % del total de los alojamientos» si bien Terraferida ha puntualizado que muchos más «tienen licencia, aunque Airbnb no lo especifica».

Según Terraferida, Airbnb aprovecha que la vieja regulación turística no obliga a especificar si todo lo que ofrece es legal.

La entidad, que informó en otro comunicado el pasado sábado de los datos relativos al año pasado, ha manifestado que «no criminaliza a las personas que optan por el alquiler turístico con Airbnb o plataformas similares, tanto si son usuarios como comercializadores» porque considera que «muchas familias de las islas obtienen rentas que les permiten una vida más digna gracias a este alquiler» pero pide un debate sobre la cuestión.

«Hay que abrir un debate sobre la magnitud de este fenómeno, que si bien puede ser positivo a nivel individual y para colectivos concretos, tiene consecuencias ambientales y sociales serias para el conjunto de la sociedad», ha señalado.

Según Terraferida, la fiebre del alquiler turístico «ha atraído Mallorca a fondos de inversión y especuladores de todo el mundo, que sólo buscan rentabilidad y no quieren ni a oír hablar de sus consecuencias».

Entre dichas consecuencias señalan que «contribuye a disparar la edificación turística, la masificación, el aumento del precio de los alquileres, la imposibilidad de acceso a la vivienda por parte de los residentes, incremento de la presión humana sobre los recursos naturales, coches de alquiler y mobbing urbanístico».