El Cristal es desde hace décadas un centro de convivencia ciudadana en el corazón de Palma. | Joan Torres

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El contrato de alquiler del palmesano Bar Cristal de la Plaça d’Espanya expira a mediados del mes de agosto. La familia Isern, propietaria del edificio, está recibiendo ofertas de primeras firmas para hacerse con este local y dedicarlo a otros usos.

Por su parte, la familia Ramis, que explota el bar de manera ininterrumpida desde 1954 y a lo largo de tres generaciones, ha hecho saber su intención de prorrogar el contrato, pero puede verse superada por otras ofertas.

De hecho, el alquiler antiguo expiró hace tres años y ambas partes, la familia Isern y la Ramis, firmaron un nuevo contrato de alquiler que concluye el próximo agosto. De momento es incierto quién puede hacerse con la explotación del local ya que, como es lógico, los arrendadores se inclinarán por la que consideren la mejor oferta. «Y recibimos un aluvión», reconocen.

Sello propio
Situado frente a las estaciones de los ferrocarriles de Sóller y de Inca, el bar Cristal ha sido punto de encuentro y de reunión para generaciones de mallorquines. Allí había partidas de cartas, tertulias dominicales de toros y cenas con llonguets tras las sesiones nocturnas de los cines Avenida y Augusta.

El Cristal ha resistido el paso de las décadas cuando otros bares emblemáticos han desaparecido. Sólo en la zona de la Plaça d’Espanya y la calle Sant Miquel pasaron al recuerdo bares tan reconocidos como el Niza y el Moka.

Hoy en día, sin embargo, la oferta de servicios experimenta un gran empuje en Palma, con la instalación de numerosos restaurantes y similares. La consecuencia es que los alquileres se han disparado hasta límites muy superiores a los tiempos anteriores a la última crisis.

La presión del mercado deja en una nebulosa el futuro del Cristal, y en estos momentos no se sabe cuál será la decisión de las familias Isern y Ramis.