Así, aseguran que sus sindicatos no pueden «ser partícipes ni cómplices» del plan que pretenden que firmen, ya que «no hace justicia ni al esfuerzo ni al trabajo ni al tiempo invertido por la parte social».
Según han señalado, consideran que la otra parte negociadora ha tenido «una gran falta de interés» ya que «no se han dignado a presentar su propia propuesta de plan hasta que la Inspección de Trabajo les obligó, casi dos años después de iniciarse la negociación».
Asimismo, critican su pretensión de que fueran los sindicatos en la negociación los que «presentaran propuestas, dedicaran tiempo y esfuerzo en dicho plan junto a los asesores de los sindicatos». «A pesar de esto», dicen, «el 99,9% de las propuestas han sido desechadas».
A esto, desde los sindicatos suman «la intransigencia que han tenido a la hora de establecer un calendario de reuniones, el cual han impuesto de forma autoritaria y sin atender las peticiones de la parte social en cuanto a horarios y fechas».
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