La ahora llamada Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU), que sustituye a la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), más conocida como Selectividad, es obligatoria para los alumnos que quieran acceder a la educación superior pero no para obtener el título de Bachillerato.
Se trata de una prueba que, aunque provoca los nervios lógicos, es aprobada por cerca del 97 % de los estudiantes en junio, según ha recordado el profesor de Psicología de la Universidad CEU San Pablo, Fernando Miralles.
Las pruebas versarán sobre las materias generales del bloque de asignaturas troncales de segundo curso de Bachillerato de la modalidad elegida por cada alumno y, en su caso, la materia de lengua cooficial y literatura.
Cada prueba constará de entre dos y quince preguntas, con una duración de 90 minutos y un descanso mínimo de 30.
Tendrá una duración máxima de cuatro días (cinco para las autonomías con lengua cooficial).
El 70 % de los contenidos de la prueba será común para toda España, mientras que el 30 % restante lo podrán completar las comunidades autónomas.
La evaluación se considerará superada con una media de 4 o más y la nota de acceso a la universidad deberá ser un 5 como mínimo, ponderando un 40 % la calificación de la prueba y un 60 % la final de Bachillerato.
Consejos
Miralles aconseja -según señala el CEU en una nota- que el día del examen se desayune bien, se llegue con tiempo y se lleve agua y algo sólido por si la prueba o el tiempo de espera se alarga.
Se debe evitar un repaso en profundidad; no comentar el temario con compañeros; evitar hablar quien esté muy nervioso; y, en caso de nervios, usar técnicas de relajación y respirar con el abdomen.
Durante la realización de la prueba se aconseja leer todas las preguntas, y si alguna no se entiende bien, consultar al examinador.
Comenzar por la pregunta que mejor se sepa, pues se aumenta la seguridad y el cerebro irá buscando las respuestas al resto de preguntas.
Controlar en todo momento el tiempo que resta de prueba y, si es posible, repasarla.
Si el alumno se queda en blanco, Miralles sugiere escribir en un folio diez palabras que empiecen por la misma letra para desconectar un momento del examen.
Por último, se debe celebrar el final del examen, según este profesor de Psicología, que ha recordado que «lo peor que puede pasar» es suspender y en dos meses volver a intentarlo.
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