Abdelkader Mahmoudi era, para los investigadores, el más radicalizado de los cuatro yihadistas detenidos en Mallorca. Residía en Inca y había planeado una masacre en la plaza del Ayuntamiento de esa ciudad. El método que tenía pensado, a falta de armas de fuego o explosivos, era un apuñalamiento masivo de vecinos. | Elena Ballestero

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«Llevaban túnica, barba y esas cosas de los que son muy religiosos, pero parecían integrados. Eso es lo que nos aterroriza: nadie sospechaba que eran terroristas». En Inca, al igual que en Binissalem o Ariany, muchos residentes continúan desde el martes en estado de shock.

La sombra del Dáesh planeaba sobre Mallorca y nadie da crédito. Algunos, incluso, todavía ahora dudan de que Tarik Chadlioui, el líder espiritual que residía en Birmingham y aleccionaba al grupo mallorquín, fuera un predicador radical y muy peligroso: «Cuando venía por Mallorca vendía colonias y perfumes que compraba a buen precio en Arabia Saudí. Acudía a bodas y reuniones familiares y luego colgaba los vídeos en sus canales de internet. Pero no se dedicaba a adoctrinar a nadie», explica en un mensaje un lector que contactó con este diario.

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La realidad, empero, era muy distinta. Tarik Chadlioui tenía 30.000 seguidores en Facebook y otra legión en Youtube. Y lo que es más peligroso: numerosos adeptos dispuestos a seguir su discurso del odio hasta el final. Uno de ellos, según los servicios de inteligencia europeos, era Ismael Omar Mostefai. En la mezquita ‘Luce’, en el suburbio parisino de Courcouronnes, Mostefai asistió a los sermones fanáticos de Tarik y, poco después, se radicalizó hasta tal punto que protagonizó junto a otros terroristas la matanza en la discoteca Bataclan, en la que fueron masacradas un centenar de personas que asistían a un concierto en París. Los yihadistas se ensañaron con las víctimas y las sometieron a torturas y humillaciones sexuales, antes de matarlos uno por uno.

Las enseñanzas sangrientas de Tarik calaron en los cuatro yihadistas detenidos en Mallorca: Adberrahman Farid, Azzoud Azdad, Abdelkader Mahmoudi y Ali Mtioui. Uno de ellos -Abdelkader- escaló un peldaño en la ruta de fanatismo que le había impuesto el predicador y planificó una masacre en la plaza del ayuntamiento de Inca. Al no contar con armas de fuego o explosivos, eligió un método utilizado tradicionalmente por los palestinos: un apuñalamiento masivo. La brillante operación de la Brigada de Información de la Policía Nacional ha desbaratado los siniestros planes del Dáesh para Mallorca.

El problema, ahora, es saber cuántos Abdelkader pululan libremente por la Isla.