José Manuel Gutiérrez López. | Joan Torres

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«Estoy indignado. El Servei de Salut me ha usado como chivo expiatorio, me han abierto un expediente y me han sancionado sin empleo y sueldo durante tres meses por hacer horas de más», explica el enfermero José Manuel Gutiérrez López (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1966).

Casado y padre de dos hijos, Gutiérrez lleva unos 6 años combinando su trabajo como enfermero en el Hospital Comarcal d’Inca y en la unidad móvil de la Fundació Banc de Sang i Teixits de Balears.

«Hace aproximadamente un mes llega una notificación del jefe de Recursos Humanos del Hospital de Inca en la que me informan de que estoy denunciado, por un señor que yo no conozco, por incompatibilidad de trabajo», explica el enfermero.

«Con la denuncia, el jefe de Recursos Humanos de Inca inicia un expediente sancionador. Inicialmente me imponen una sanción de inhabilitación de empleo y sueldo de dos años en todo el sector público, a nivel nacional», afirma el enfermero y añade que «para unas cosas somos autónomos y para otras del Estado. Para pedir el catalán –que yo tengo desde hace años– somos autonómos, pero para según qué cosas por lo visto no lo somos», dice.

Expediente

Gutiérrez acude a un abogado y recurre la sanción. «La sanción se ha quedado en tres meses de suspensión de empleo y sueldo e inhabilitación para poder trabajar en la sanidad publica de toda España», explica.

«Una sanción que, por supuesto, también voy a recurrir, pero que ya estoy cumpliendo. Por suerte he encontrado trabajo en la sanidad privada», concreta, y añade que «son tres meses que, como padre de familia, con cargas hipotecarias, me dejan en la calle, suerte que puedo trabajar en la privada».

Gutiérrez defiende que él no estaba en incompatibilidad de trabajo, que es de lo que se le acusa, aunque reconoce que hacía más de 18 horas a la semana, que es lo que está permitido cuando, como en su caso, se tiene más de un empleo. «A lo mejor alguna semana hacía 25 o 30 horas, dependiendo de la demanda del Banc de Sang», apostilla.

«Lo que no entiendo es por qué a mí me inhabitan durante tres meses cuando hay jefes de servicio de hospitales que trabajan en la pública y la privada y nadie les dice nada», añade.

«Hay jefes de servicio con exclusividad que trabajan también en la privada. ¿Por qué no les controlan a ellos ?», se pregunta el enfermero. «Si tienen dedicación exclusiva no pueden hacer ni una hora en otro centro», apostilla.

Gutiérrez le pide al director general del IB-Salut, Juli Fuster, que es quien ha firmado la sanción que le ha impuesto, que «sancionen a todo el mundo que está haciendo horas de más o en incompatibilidad laboral. Lo que no es lógico es que me sancionen a mí, por una denuncia sindical, y el resto de la gente siga trabajando como si nada».
El enfermero piensa volver a su trabajo en Inca cuando termine el plazo de sanción.