Nina Parrón y Aligi Molina a la salida de los juzgados de Vía Alemania de Palma tras prestar declaración ante el juez. | Redacción Local

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La directora insular de Igualdad, Nina Parrón, y el concejal de Igualdad, Juventud y Derechos Cívicos del Ajuntament de Palma, Aligi Molina, declararon ayer como investigados por una querella por injurias y calumnias presentada contra ellos por Jorge Skibinsky, presidente de la Asociación de Padres de Familia Separados.

La querella se refiere a la denuncia presentada por Molina y Parrón en julio de 2016 a raíz de una carta al director publicada por Ultima Hora. En ella, el presidente de los padres separados negaba que el asesinato de Xue Sandra Saura en Alcúdia fuera una «agresión machista» sino un «crimen pasional». Molina y Parrón registraron un escrito en Fiscalía por un posible delito de trato degradante y vejaciones. El ministerio público archivó la denuncia al no apreciar la existencia de delito al interpretar que no se trataba de degradar a la víctima.

Una vez se produjo el archivo en la Fiscalía, Skibinsky puso una querella por injurias y calumnias y, casi un año después, el juzgado de Instrucción 8 de Palma ha citado a ambos cargos públicos a declarar. La denuncia refleja que, al mismo tiempo que presentaban la denuncia en la Fiscalía, Molina y Parrón acusaban al portavoz de los padres separados de «apología de la violencia machista». Ayer, en sus declaraciones ante el juez, mantuvieron que se limitaron a trasmitir a la Fiscalía el malestar que existía entre asociaciones y colectivos por la carta de Skibinsky. «Quería saber si era un delito o no», dijo Parrón. En una línea similar, Molina apuntó a que presentaron un escrito para que el ministerio público lo valorara, no una denuncia penal propiamente dicha y que la idea surgió del Consell Insular.

Ambos apuntaron a que la carta de Skinbinsky había provocado un gran revuelo entre colectivos que luchan contra la violencia de género y que ellos hicieron de correa de transmisión de ese malestar.

La denuncia coincidió también con la aparición de una serie de carteles en los que se identificaba al denunciante como «presidente de la asociación de maltratadores en Mallorca». En la querella se pedía la identificación de los autores y también investigar llamadas amenazantes que recibió Skibinsky.