Elena Lallana, Pere Ribot, Consuelo Santamaría y Valentín Rodil, junto a la unidad móvil. | Pere Bota

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Acompañar a un familiar en el proceso final de la vida, afrontar su pérdida y tomar conciencia de nuestra propia vulnerabilidad frente a la muerte, son vivencias a menudo difíciles de superar que pueden provocar crisis y largos procesos de duelo. La Unidad Móvil de Intervención en Crisis y en Duelo, un servicio del Centro Escucha San Camilo de los religiosos camilos de Tres Cantos (Madrid), recorre esta semana Mallorca para escuchar a las personas en crisis y darles apoyo psicosocial.

Pere Ribot, fundador de la Associació Càveri y del Servei d?Escolta Pau i Bé, explica que: «Los psicólogos voluntarios del Centro Escucha San Camilo han venido a Mallorca con la unidad móvil, una furgoneta adaptada para que se pueda prestar el servicio de la escucha en cualquier sitio de España, para escuchar a la gente de la Isla».
El psicólogo Valentín Rodil, responsable de la unidad móvil, indica que el servicio que prestan en el vehículo adaptado y personalizado constituye, por un lado, un modo de intervención psicosocial directa y, por el otro, «el vehículo pretende ser un mensaje en sí mismo y servir a la sensibilización social». «La unidad móvil comunica con su sola presencia un estilo humanizador de intervención, en el que hablamos directamente con la persona que sufre», afirma Rodil. «Somos un grupo de 25 voluntarios que nos turnamos para ir recorriendo distintos puntos de España con el objetivo de escuchar a las personas que lo necesitan», añade el psicólogo.

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El coordinador de la unidad móvil está en Mallorca para participar, junto a sus compañeras voluntarias Consuelo Santamaría y Elena Lallana, en la II Jornada ?Viure la mort. Necessito que m?ecoltis?, organizada por el Hospital Sant Joan de Déu.

Por su parte, la psicoterapeuta Consuelo Santamaría, autora del libro ?El duelo y los niños? y voluntaria de la unidad móvil, intervendrá en la jornada hablando del dueño en los niños, «que es mucho más complicado que en los adultos» y sin duda más doloroso, reconoce.